Shangai, AFP.- Los constructores de automóviles, reunidos en el salón de Shanghái, se muestran optimistas respecto al mercado chino, a pesar del estancamiento de las ventas y al auge de marcas locales que disponen de una mayor oferta de coches eléctricos y todoterrenos urbanos.
El tamaño del salón de Shanghái, que abrió sus puertas este miércoles con cientos de expositores repartidos en dos plantas, ilustra la importancia del mercado chino, el primero del mundo, que pasó en una generación de la irrelevancia a representar un cuarto de las ventas mundiales.
En China se vendieron cerca de 24.38 millones de coches individuales en 2016, tras un crecimiento espectacular del 15% respecto al año anterior, alentado por una importante reducción del IVA para la compra de vehículos de pequeña cilindrada.
Pero, después de que Pekín redujera el el IVA, las ventas se contrajeron levemente en enero. Una “reacción lógica”, según Jocehm Heizmann, director de Volkswagen China, que anticipa no obstante “una progresión de entre el 4 y el 5%” en 2017.
La empresa de información económica IHS vaticina, por su parte, una estabilización de las ventas este año, para luego sufrir una caída en 2018.
China conserva, sin embargo, un inmenso potencial de crecimiento gracias a las provincias del interior del país, que están menos saturadas que las metrópolis costeras.
“Seguimos siendo optimistas”, asegura David Schoch, director de Ford en China, que celebra sus buenos resultados en abril, tras una caída del 20% de las ventas del constructor estadounidense en marzo.
Marcas locales en auge
Los constructores extranjeros han perdido terreno ante el auge de las marcas chinas (Geely, Great Wall, Changan…), que ya representan cerca del 45% del mercado gracias a sus todoterrenos ligeros (SUV), muy apreciados en el país asiático.
Las marcas europeas de gama alta, como las alemanas Audi, Mercedes y BMW son las únicas que parecen a salvo.
“La mayoría de la población gana poder adquisitivo y se mantiene el deseo de una experiencia de conducción ‘premium’. Llevamos cinco años prediciendo que ‘se acabó la fiesta’, pero esto no ocurre”, sonríe el director de Mercedes en China, Hubertus Troska.
Entre el crecimiento de los SUV locales y las marcas de lujo, los constructores extranjeros de gama media pierden espacio, como lo ilustra el caso del francés PSA, cuyas ventas se redujeron en un 16% el año pasado en China, al no anticipar el éxito de los todoterrenos ligeros.
Adaptar la oferta
La única solución para sobervivir en el mercado es adaptar constantemente la oferta. El constructor francés Citroën presentó en Shanghái su todoterreno urbano C5 Aircross, y Volkswagen expuso su todocamino ligero T-Roc.
Ford lanzó, por su parte, el pick-up Ranger, definido como una “extensión natural” de los SUV.
La apuesta por estos vehículos es ganadora, porque el segmento “se dispara”, comenta François Provost, director de la francesa Renault en Asia.
Los coches eléctricos o híbridos también eran protagonistas este miércoles, en un momento en que Pekín se plantea imponer a los constructores unas ambiciosas cuotas de vehículos no contaminantes.
Volkswagen se unirá al chino JAC para construir sus primeros coches “limpios” en el país a partir de 2018, y el fabricante sueco Volvo confirmó que venderá en 2019 su primer coche 100% eléctrico en China.
Pero la competencia también crece en el mercado de los coches eléctricos, dominado de forma aplastante por las marcas chinas y en el que ahora despuntan algunas empresas emergentes extranjeras.