Cuando el diseñador holandés Dave Hakkens se dispuso a desarmar su cámara fotográfica preferida se topó con la desagradable sorpresa de que no podía cambiarle la lente del motor, que estaba rota, la sugerencia del fabricante fue que debía adquirir un producto nuevo.
Desde entonces, Hakkens consideró que la amplia duración de un aparato quedaría garantizada si se pudiera desarmar para sustituir aquellas piezas inservibles. El otro beneficio está relacionado con el terreno ecológico. Y es que ésta práctica minimizaría el desecho de los residuos electrónicos.
De esa manera, surgió el concepto de un teléfono inteligente que pudiera armarse una y otra vez a partir de piezas (o bloques de piezas) intercambiables. Cada uno de los bloques contaría con distintos elementos, ya sea batería, teclado o sensores. Esa idea recibió el nombre de Phonebloks.
Hakkens presentó en video su propuesta en Internet a través de la plataforma Thunderclap. El material audiovisual se convirtió en un fenómeno viral y, según indica la cadena BBC, llegó a verse siete millones de veces en solo tres días, en la citada página web. Los usuarios de las redes sociales lo compartieron hasta 375 millones de veces.
¿Poco conveniente?
Diversos observadores consideran que el concepto puede no resultar atractivo para algunas compañías, porque significaría un ahorro de dinero por parte de los consumidores a raíz de un sistema modular que busca no ser desechado.
Desde el medio británico señalan que las firmas de telefonía “consiguen reducir sus costos negociando precios especiales con fabricantes de partes. A cambio, éstos consiguen fondos para investigar, desarrollar y garantizar el futuro del negocio. La idea de comercializar ‘bloques’ puede que no sea tan atractiva para estas empresas, ya que podría impedir esta economía de escala.”
Reto asumido
Motorola, ahora propiedad de Google, está dispuesta a trabajar en el concepto Phonebloks, junto a su creador, Dave Hakkens. El proyecto ha sido bautizado ‘Ara’ y apunta a que los usuarios puedan adquirir la estructura base de un smartphone para luego intercambiar módulos, entre ellos, un procesador, una pantalla, un teclado, una batería y otros.
Según la firma establecida en Illinois, entre los modulos, podrá encontrarse incluso “cualquier cosa que aún ni siquiera hayamos pensado”. E indica: “Queremos hacer por el hardware lo que Android hizo por el software: Crear un activo ecosistema de desarrolladores externos (…) Queremos darte el poder de decidir qué es lo que tu teléfono hará, como se verá, cómo estará hecho, cuánto costará y por cuanto tiempo lo tendrás”.