AFP.- Afectados de lleno por la escalada de violencia que sacude a Río de Janeiro en los últimos meses, un grupo de unos cuarenta profesores brasileños comenzaron el lunes una formación para saber cómo reaccionar en situaciones de riesgo.
Cada participante en este curso de una semana, que ofrece el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), tendrá después la misión de instruir a sus colegas en las escuelas municipales.
“Se trata de aprender a gestionar cada situación, cómo reaccionar durante un tiroteo, por ejemplo. Son gestos simples que pueden marcar la diferencia”, explicó a la AFP Lorenzo Caraffi, director regional del CICR en América Latina.
La formación se apoya en métodos utilizados por la Cruz Roja en misiones humanitarias, adaptadas ahora a las necesidades de los profesores.
“No son sencillas recetas para aplicar al pie de la letra. Los participantes de esta formación deben interactuar con nosotros para que juntos podamos pensar en soluciones”, añadió Caraffi.
Río tiene 1,537 escuelas municipales, casi un tercio de las cuales se encuentran en zonas consideradas de riesgo.
Desde el comienzo del año escolar, solo pudieron completarse siete de los 120 días de clases sin que al menos un centro de la ciudad no estuviera cerrado debido a los problemas de violencia.
Río vive sacudido por los conflictos cada vez más sangrientos en las favelas, los barrios pobres que concentran a casi un cuarto de sus seis millones de habitantes.
El lunes por la mañana, en el comienzo de la formación, 18 escuelas permanecían cerradas debido a una intervención policial en la Cidade de Deus, favela que se hizo mundialmente famosa gracias a la película homónima de Fernando Meirelles.
“La situación se agravó tanto en los últimos tiempos que es importante disponer de nuevas herramientas para sobrevivir a estas situaciones de caos”, aseguró Emiliane Tinoco, una de las participantes en el curso.
Esta profesora coordina los recursos humanos de centros situados en una zona del norte de Rio donde la joven Maria Eduarda, de 13 años, murió por una bala perdida cuando participaba en la clase de gimnasia en el patio de su escuela el pasado 30 de marzo.
“Los profesores saben por experiencia que en caso de tiroteo hay que llevar a los niños al pasillo, pedirles que se agachen. Pero normalmente se sienten demasiado solos frente a esas situaciones de estrés”, lamentó Tinoco.
Según el diario O Globo, 632 personas fueron alcanzadas por balas perdidas en Río de Janeiro -una media de más de tres por día- entre el 1 de enero y el 2 de julio, de las que 67 fallecieron.
“No vamos a resolver los problemas de un día para otro, pero no podemos quedarnos sin hacer nada”, explicó el secretario de Educación del ayuntamiento de Río, César Benjamin.