“Porque yo lo valgo”: el drama que vive la heredera del imperio L’Oreal
La vida de Liliane Bettencourt tiene todos los elementos para convertise en el guión de una película. Y es que la heredera del imperio L’Oreal, ya de 92 años, se encuentra en medio de un juicio en Paris al que ni siquiera puede asistir ya que su estado de salud es muy inestable, además de que su avanzada sordera no le permitiría saber qué está pasando.
La historia tiene como protagonista a Bettencourt y a su fortuna de US$ 40,000 millones, lo que la convierte en la segunda mujer más rica del mundo. Ella vive en Neuilly-sur-Seine, un pueblito bastante exclusivo al oeste de Paris, en una mansión en la que convive “la servidumbre”, mozos, cocineros y asistentes, con abogados, consejeros y fotógrafos.
Y la pregunta que envuelve todas las decisiones de “madame” (como se le debe llamar), de al menos las últimas décadas, es si hubo personas que se quisieron aprovechar de la viuda, o si tomó las decisiones de forma totalmente independiente, segura de sí misma y consciente, siguiendo el clásico slogan de la marca: Porque yo lo valgo.
El caso comenzó en 2007, cuando la hija de Bettencourt, demandó a quienes se habrían aprovechado de su madre, aunque ellos negaran todos los cargos; y se espera que la sentencia del tribunal se dé a conocer en mayo.
Sin embargo, investigadores a cargo de las indagatorias dicen que el dinero arrebatado a Bettencourt asciende a más de 1,000 millones de euros, a través de una serie de engaños, según informa New York Times. Por ejemplo, un abogado y un empresario están acusados de haberse quedado con 143 millones de euros para invertirlos en un sitio de juegos online, Everest Poker. Por otro lado, quien administraba su fortuna está siendo demandado porque habría “persuadido” a la mujer para que le entregara 12 millones de euros.
Los abogados de la fiscalía señalan que debido a su avanzada edad, los indicios de demencia senil y un régimen médico que incluye tomar, diariamente, 56 pastillas –incluyendo antidepresivos- la dejaron en un estado vulnerable a personajes como un fotógrafo de la vida social francesa que se ha quedado con gran parte de su fortuna, ya que en los cerca de 20 años de amistad que tuvo con la heredera –relación que terminó en 2010-, él recibió “regalos” que en total suman US$ 1,130 millones.
“Liliane quiso hacer cosas por mí, para hacerme la vida más fácil”, testificó el buen amigo, François-Marie Banier, de 67 años, quien enfrenta una pena de hasta tres años de prisión. “Me negué a recibir una mansión, pero ella se entristeció mucho”, dijo en el tribunal.
En el caso también está el compañero de Benier, Martin d’Orgeval; el ex administrador de inversiones de Bettencourt, Patrice de Maistre, y el notario de 81 años, Jean-Michel Normand, quien certificó, por medio de coimas, que la viuda había decidido designar a Banier como su heredero, dejando así fuera del testamento a su única hija, Françoise Bettencourt-Meyers. El documento después fue revocado.
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