Cada día, los medios de comunicación informaron sobre los entretelones del evento, el presidente de la República estuvo en su inauguración y un premio nobel se paseó por sus corredores.
La cita que despertó tanto interés fue cultural: la Feria del Libro de Bogotá, y el país invitado fue el Perú.
No por nada el evento tuvo la participación directa del Gobierno peruano a través del Ministerio de Cultura.
“Hemos invertido US$2.5 millones en llevar una delegación que incluía a la Sinfónica Nacional, ¿sabe hace cuánto no salía de viaje la orquesta? Hace 60 años”, se sorprende Diana Álvarez-Calderón, ministra de Cultura.
Resultados
Y ya hay cifras que pintan los números peruanos: US$5 millones logrados en las ruedas de negocios, donde participaron 350 editoriales. Además, 11,923 libros vendidos y el título del mejor invitado de toda la historia de la FilBo.
Otras ventajas
Pero la ministra se enfoca en beneficios que no pueden cuantificarse.
El evento ha dado mediatez a la cultura peruana, ha permitido que editoriales y escritores locales se relacionen con actores de un mercado como el colombiano, que según Álvarez-Calderón nos lleva buena ventaja.
“Por ejemplo ya hemos sido invitados para estar en el 2015 en la Feria del Libro de Santo Domingo o al Festival Internacional Cervantino de México, que este año es en octubre”, explica la ministra.
En este último festival, Perú iría acompañado de Chile y Colombia, países que junto a México forman la Alianza del Pacífico; este contacto y trabajo conjunto -dice Álvarez-Calderón- “es fruto de las conversaciones que ha permitido la FilBo”.
Arriesgado
El pabellón peruano llamó la atención por su propuesta, donde los libros no estaban distribuidos por editoriales, sino que había un concepto que aludía a una línea de tiempo en la escritura peruana.
“Cuando yo veía cómo iban los trabajos y lo diferente que sería todo, pues me entraba el susto, decía no terminarán a tiempo, el plan para la FilBo era audaz, daba miedo, pero su impacto valió la pena”, concluye la ministra.
La Feria del libro de Bogotá en su edición 27 convocó a 452 mil asistentes, 4.5% más que en 2013, además, aumentó 10% sus ventas anuales hasta llegar a la cifra récord de US$ 11.4 millones.
Posibilidades de réplica local
A los autores peruanos también les ha ido bien en la feria. Detrás de Vargas Llosa están Santiago Roncagliolo con su “Abril rojo” y Carlos Yushimito con “Los bosques tienen sus propias puertas”, como los títulos más vendidos.
En el caso de la editorial peruana Peisa, vendieron 500 libros: la obra de César Vallejo vendió casi 200 ejemplares de ese total, además de obras de Fernando Ampuero y el mismo Yushimito. En el caso de Mariana de Althaus, la dramaturga consiguió cerrar una temporada en escenarios mexicanos con su pieza “Criadero”.