Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Fascinado desde pequeño por la obra de J. R. R. Tolkien, cuando comenzó su carrera con películas gore a finales de los 80 Peter Jackson nunca pensó que se convertiría en uno de los directores fundamentales del siglo XXI.
Y fue precisamente al llevar al cine «El señor de los anillos», su proyecto más ambicioso, cuando todo se hizo realidad.
El director neozelandés nació en 1961 en Pukerua Bay, y desde muy joven mostró su pasión por el cine. Comenzó en el séptimo arte en 1987 con su largometraje «Mal gusto», una cinta con la que consiguió notoriedad en el festival francés de Cannes.
Después vendría «Meet the feebles», una divertida película en la que Jackson utilizó marinetas, y donde ya mostró talento como creador de originales historias.
El ‘boom’ como autor de culto se disparó con «Braindead», un filme entre comedia y terror con el que ganó múltiples premios, pero empezó a llamar la atención de la crítica con «Criaturas celestiales” (1994), protagonizada por la entonces desconocida Kate Winslet, con la que obtuvo el León de Oro en el Festival de Venecia de 1995 y su primera nominación al Mejor Guión en los Óscar.
Todavía tendría que rodar dos largometrajes más, «La verdadera historia del cine» y «The Frighteners» («Agárrame esos fantasmas») antes de embarcarse en el universo de Tolkien que le llevaría a la fama mundial.
El rodaje de «El señor de los anillos» se prolongó durante cuatro largos años en diversos escenarios de Nueva Zelanda y daría lugar a tres películas: «La Comunidad del Anillo» (2001), nominada a 13 Óscar y ganadora de cuatro; «Las dos Torres» (2002), que obtuvo seis nominaciones y dos premios; y «El retorno del Rey» (2003), con la que conseguiría once Óscar, entre ellos el de Mejor Director, Mejor Guión y Mejor Película, para igualar así a producciones míticas como “Ben-Hur”, de William Wyller, y “Titanic”, de James Cameron.
El éxito comercial fue abrumador. En total, la trilogía ha recaudado más de 2.500 millones de euros y ha situado a Jackson como uno de los directores imprescindibles de nuestro tiempo.
Después cumpliría otro de sus sueños, filmar el remake de «King Kong» (2005), que firmó por 20 millones de dólares y lo convirtió en el director mejor pagado de la historia.
Finalmente se embarcaría junto a Steven Spielberg en la producción de «Las aventuras de Tintín» y añadiría una nueva trilogía a su currículum, la adaptación de «El Hobbit», la famosa precuela de «El señor de los anillos», que con un coste de 586 millones se ha convertido en la producción más cara de la historia del cine.
Primero fue «El Hobbit. Un viaje inesperado», después vino «La desolación de Smaug», y con esta tercera «La batalla de los cinco ejércitos» se despide de Tolkien, aunque todavía le quedaría el complicado libro «El Silmarillion», una obra que, según Jackson, no tienen licencia para ser trasladada a la gran pantalla.
En esta última entrega de «El Hobbit» Jackson cuenta la alianza de humanos, enanos y elfos para derrotar a las fuerzas del mal en un duelo a cara o cruz. Es la lucha de ejércitos más épica de la Tierra Media, donde los efectos visuales se desatan.
Hoy por hoy Jackson es uno de los pocos directores que logra combinar con insólita habilidad intimismo y aventura. Pero además es sin duda una de las figuras de Hollywood más adeptas a utilizar los avances tecnológicos.