(Bloomberg) Hace una década, Mikhail Gutseriev era un multimillonario fugitivo que trataba de evitar el destino que corrió su par, el titán petrolero ruso Mikhail Khodorkovsky, que había burlado el poder de Vladimir Putin y había sido sentenciado a 10 años de prisión.
Con una orden de no abandonar el país luego que funcionarios fiscales de Moscú comenzaran a registrar la sede su empresa, Gutseriev vendió su petrolera Russneft a un oligarca con excelentes relaciones con el Kremlin por casi US$ 3,000 millones, anunció su retiro del negocio y en julio de 2007 cruzó la frontera bielorrusa antes de que se emitiera una orden de arresto.
Una vez fuera del país, todos, desde estrategas bancarios hasta comentaristas de televisión, no perdieron tiempo en declarar su muerte comercial.
Pero subestimaron el ingenio, el encanto y las conexiones que convirtieron al astuto magnate en el negociador por excelencia durante las guerras chechenas de la década de 1990 y principios de 2000, cuando ayudó a liberar a unos 200 rehenes de bandas de rebeldes islamistas que buscaban rescates.
Tras su regreso en 2010, cuando se levantaron súbitamente los cargos en su contra, el multimillonario se dedicó a hacer compras. Volvió a adquirir a Russneft de Oleg Deripaska, montó una segunda compañía petrolera, entró en el mercado del carbón, la potasa y la radiodifusión, y adquirió hoteles como The National cerca de la Plaza Roja, todo ello con dinero prestado, principalmente de las entidades de préstamo estatales Sberbank PJSC y VTB Group. Exactamente cómo recuperó la aquiescencia del Kremlin no está claro.
Con una fortuna cercana a un máximo sin precedentes de US$ 4,700 millones, según Bloomberg Billionaires Index —el índice de multimillonarios de Bloomberg— el autodeclarado emprendedor serial se está embarcando en lo que ha llamado su proyecto más ambicioso: tratar de construir una versión rusa de Amazon.com, de Jeff Bezos.
“Estamos creando una plataforma en línea para vender de todo, excepto comida y ropa”, dijo Gutseriev en una entrevista en Moscú después de conseguir la aprobación antimonopolio el mes pasado para adquirir M.video PJSC, el principal vendedor de productos electrónicos y electrodomésticos de Rusia.
Talento de emprendedor
El acuerdo de US$ 726 millones por el 58% de M.video, que cerró la semana pasada, le da a Gutseriev el control de la cuarta parte de un mercado que se redujo a la mitad en dólares en los últimos tres años y fue de US$ 25,000 millones en 2016, según la firma de investigación GfK.
Gutseriev dijo que entró al negocio minorista accidentalmente en 2015, cuando Tekhnosila, rival más pequeño de M.video, no pudo pagar su deuda con el banco de su familia, B&N, durante lo peor de la recesión más larga en dos décadas.
Esa cesación de pagos, dijo, lo llevó a considerar el uso de las extensas redes de suministro de los principales minoristas para crear un mercado en línea donde los compradores puedan recoger pedidos en los puntos de venta existentes que ya tienen un amplio espacio de almacenamiento. Eludirá un sistema postal que es inferior al de las economías avanzadas.
En diciembre, Gutseriev adquirió otro competidor de M.video, Eldorado, por alrededor de 26.000 millones de rublos (US$ 450 millones). Las tres cadenas combinadas tienen más de 900 ubicaciones distribuidas en 11 zonas horarias, desde Kaliningrado, el enclave ruso en Europa, hasta Kamchatka, en el este de Asia.
Incluso quienes abrigan dudas sobre el plan, como Dmitry Kostygin, accionista en el minorista en línea Ulmart, moderan su escepticismo por respeto para lo que dicen es la capacidad sobrenatural del multimillonario para tener éxito en una gama de maneras no convencionales.
“El señor Gutseriev obviamente tiene talento de emprendedor, se cautiva con alguna idea y luego la implementa”, dijo Kostygin. “Aun así, está uniendo a minoristas con diferentes equipos de administración que antes competían ferozmente entre sí, por lo que será difícil de integrar”.