Hoteles, restaurantes y yates de lujo son la imagen central de Cannes, aquella ciudad de la costa mediterránea de Francia que no supera los veinte kilómetros. Pese a su escaso tamaño, a mediados de mayo esta comuna entra en ebullición por el Festival de Cannes y, durante las dos semanas que dura el evento, llega a triplicar el número de sus 70,000 habitantes.

Este año se desarrolla la 69° edición, cuyo presupuesto, de acuerdo a la web oficinal del certamen, asciende a US$ 23 millones: el 50% proveniente de organizaciones públicas (Ministerio de Cultura, Ayuntamiento de Cannes y administraciones territoriales), y el resto, de aportaciones de socios institucionales y sociedades privadas.

De este presupuesto, casi US$ 400,000 se destinan a las Palmas de Oro, los galardones para los filmes aspirantes al festival, confeccionados con 118 gramos de oro de 18 quilates sobre piezas de cristal de roca. Estos requieren 40 horas del trabajo de siete orfebres y cada uno está valorizado en US$ 20,000, en promedio.

Cifras y datos
Después del Óscar, el Festival de Cannes es uno de los eventos más grandes de la industria del cine, aunque con una presencia más independiente. Por ello, unos 40,000 profesionales, entre ellos 4,500 periodistas, además de fotógrafos, camarógrafos, entre otros, se han acreditado para cubrir todos los pormenores.

Ellos estarán al pendiente de las celebridades –que pueden llegar a pagar US$ 44,000 por noche en el Penthouse Majestic, la suite más cara del lugar– que recorrerán 60 metros de alfombra roja, que se cambiará antes de cada función de gala (en total, se utilizarán unos 180 metros).

En tanto, la seguridad será uno de los pilares más importantes del evento, según AFP. Tras los atentados en París y Bruselas de los últimos meses, más de 500 agentes velarán por el orden y la paz, apoyados por más de 450 cámaras de seguridad instaladas en diversos puntos de la ciudad para funcionar las 24 horas del día.