(Bloomberg) Facebook tiene mucho que aprender de John Stuart Mill, uno de los mayores pensadores de la historia sobre la libertad y la democracia.
En 1834, Mill escribió: “Difícilmente se pueda sobrestimar el valor que tiene para la mejora de los seres humanos aquello que los pone en contacto con personas distintas de ellos y con formas de pensar y de actuar diferentes de las que les son familiares… Esa comunicación siempre ha sido una de las fuentes primordiales de progreso, y lo es en especial en la edad actual”.
La semana pasada, Facebook anunció un cambio en su servicio de News Feed, destinado a poner a los seres humanos en contacto con personas parecidas a ellos y con formas de pensar y actuar que les son familiares. Eso no es progreso.
Pero probablemente tenía que suceder. En 1995, Nicholas Negroponte, especialista en tecnología del Instituto de Tecnología de Massachusetts, pronosticó el surgimiento del Daily Me (Diario Yo), un diario personalizado diseñado por nosotros mismos para nosotros mismos. Facebook no acierta del todo a encontrar la forma de producir un Daily Me pero esa es su aspiración.
“El objetivo de News Feed es mostrar a las personas las notas que son más pertinentes para ellas”, escribió el vicepresidente de gestión de productos de Facebook Adam Mosseri en un blog.
Dijo que animan a News Feed “valores fundamentales”, uno de los cuales tiene prioridad sobre todos los demás: “Hacer llegar a la gente las notas que más le importan” El News Feed debería ser “subjetivo, personal y único”.
“Para garantizar que ustedes no se pierdan los posteos de amigos y familiares que probablemente más les importen”, continuó Mosseri, “colocamos esos posteos al comienzo del News Feed. Aprendemos de ustedes y nos adaptamos con el tiempo”.
Facebook está plenamente comprometido con darnos exactamente lo que queremos: “Algo que para una persona es informativo o interesante quizá sea distinto de lo que es informativo o interesante para otra”. Por eso, el servicio aspira a “darles la experiencia más personalizada”.
Decisiones como ésta son importantes incluso para los no usuarios de Facebook: el sitio explica más del 40% de las derivaciones de tráfico a sitios de noticias.
No lo sabemos con seguridad, pero Facebook probablemente haya hecho este cambio por tres razones. Primero, hace poco fue acusado de ejercer la parcialidad política eliminando fuentes noticiosas conservadoras.
Un algoritmo que ponga el acento en los familiares y amigos y aparentemente les dé el control a los usuarios puede jactarse de su neutralidad política.
Segundo, Facebook tiene obligaciones para con sus accionistas y, si su News Feed realmente puede convertirse en un Daily Me, podría conseguir más clics, lo que significa más ingresos.
Tercero, muchos usuarios se limitan a publicar artículos periodísticos diversos, lo que implica una reducción de los posteos originales.
Para Facebook, es razonable tomar en cuenta estos puntos. Pero no deberíamos aspirar a una situación en la cual el News Feed de cada uno esté perfectamente personalizado de modo tal que los seguidores de Bernie Sanders, Hillary Clinton o Donald Trump vean notas fundamentalmente diferentes, centradas en temas diferentes o que cubren los mismos temas de maneras radicalmente distintas.
El primer problema es la fragmentación política. Si una fuente importante de noticias del país personaliza las experiencias de los usuarios, gente de distintas opiniones vista acabará en cámaras de resonancia de su propia creación. Facebook no creó ese problema pero no debería agravarlo.
El segundo es la polarización de grupos. Las investigaciones muestran que, si las personas hablan y escuchan a otras de la misma forma de pensar, se vuelven más dogmáticas, más uniformes y más extremas.
Las experiencias personalizadas de Facebook son un caldo de cultivo de malentendidos y fallas de comunicación que atraviesan las fronteras políticas, y en última instancia de extremismo.
El tercer problema tiene que ver con el enorme valor de la exposición a lo imprevisto y a lo que no se ha elegido. En una democracia que funcione bien, la gente con frecuencia se topa con temas y puntos de vista que no eligió específicamente pero de los cuales puede aprender. Esos encuentros pueden cambiar las mentalidades e incluso el rumbo de una vida.
Facebook parece pensar que sería liberador que el News Feed de cada uno estuviera personalizado para que uno vea sólo lo que uno quiere. No lo crean. Eso es una cárcel.
Si Facebook quiere dar respuesta a estas preocupaciones, tiene múltiples opciones.
Podría optar por colocar notas periodísticas serias en lugares destacados, junto a los posteos de los familiares y amigos. Podría promover los encuentros casuales con temas e ideas. Podría proporcionar a los usuarios información sobre temas y perspectivas que estos no han elegido específicamente.
Podría incluir material sobre grandes acontecimientos periodísticos de todo el mundo o sobre opiniones destacadas sobre esos acontecimientos… y al mismo tiempo permitir que las personas opten por no recibirlo.
También podría crear un “botón de hallazgo casual y afortunado de noticias y opiniones”, permitiendo que la gente lo ponga entre sus preferencias especificadas con anterioridad.
Facebook podría (y debería) experimentar con un “botón de puntos de vista opuestos” para permitir que los usuarios elijan incluir en su News Feed opiniones muy distintas de las propias. Su personal enormemente creativo sin duda podría pensar más ideas.
Es cierto, las innovaciones de este tipo podrían ser vistas como un enfoque tipo “come tu verdura”, que no sería particularmente atractivo para Facebook o sus usuarios.
Pero, mientras la gente tenga el control sobre lo que ve, cualquier objeción sería bastante débil. De cualquier modo, algunas verduras resultan deliciosas, aun cuando uno sea reacio a probarlas.
La compañía podría responder que es un negocio, no un servicio público, y ese negocio es simple: conectar a las personas con aquello que les interesa. Pero, en vista de su creciente influencia pública, Facebook no es un negocio cualquiera.
Y, si bien sin duda tiene derecho a que le preocupen sus ganancias, también tiene mucha libertad para ser más reflexivo de lo que ha sido hasta ahora sobre cuál es su negocio y sobre los “valores fundamentales” que lo animan.
John Stuart Mill tenía razón en destacar el valor fundamental de “poner a los seres humanos en contacto con otras personas distintas de ellos y con formas de pensar y de actuar diferentes de las que les son familiares”. A la luz de su papel crucial en determinar lo que la gente ve, Facebook debería promover este valor.