Hay al menos un par de cosas que, con el tiempo, parecen mantenerse inalterables con respecto a la ciencia del sueño: primero, que la falta de sueño es una de las preocupaciones más habituales en la sociedad en que vivimos y segundo, que nuestra pobre gestión del tiempo un problema que, según nos dicen, afecta más profundamente a nuestro bienestar y eficiencia de lo que creemos.
Y así lo defiende el entrenador personal y escritor Craig Ballantyne. Otro estudioso del comportamiento humano que defiende haber encontrado la razón (y la solución) a por qué desechamos tanta productividad. El error es claro: creer que todo comienza cuando suena la alarma de nuestro despertador nos lleva a romper el ciclo lógico de la rutina, que es empezar a organizar nuestro horario por las noches, antes de acostarnos.
Tu jornada no empieza por la mañana, empieza cuando te acuestas
“El más importante de todos los factores para ganarle la batalla a las mañanas y al sueño es levantarse 15 minutos antes y trabajar en tu prioridad número uno del día antes de que nadie se despierte. Así de simple, aunque reconozco que es algo difícil de aplicar para muchos de nosotros”. Por suerte, Ballantyne también nos ofrece una fórmula pegadiza y muy recomendable: 10-3-2-1-0. ¿En qué consiste?
- 10 horas antes de ir a la cama: nada de cafeína
- 3 horas antes de ir a la cama: nada de comida o alcohol
- 2 horas antes de ir a la cama: nada de trabajo
- 1 horas antes de ir a la cama: nada de pantallas
- 0: el número de veces que tienes que aplazar la alarma de tu despertador
“Si sigues esta fórmula, tendrás más trabajo hecho al final del día y dejarás de ver cómo esas oportunidades se desvanecen de tu tiempo”. Según este coacher, el Principio de Pareto (esa norma por la que sólo el esfuerzo que empeñamos en el 20% de nuestra jornada laboral es lo que supone un verdadero avance) no es más que una excusa para los débiles de disciplina.
¿Por qué la mañana es el momento más productivo del día?
O al menos así lo creen numerosos estudios, como la entrega del Journal of Personality and Social Psychology en la que los investigadores concluyeron que las personas íbamos haciéndonos más y más pasivas a medida que el sol se va declinando.
De la misma opinión es el psicólogo Dan Ariely, catedrático de la Universidad de Duke y uno de los mayores expertos del mundo en psicología del comportamiento, quien cree que las dos horas siguientes a que nos hayamos despejado por completo por la mañana son en las que mayor progreso y atención podremos disfrutar.
Una cosa está clara: debes despertarte rápido
¿Sabes esa costumbre de retrasar el despertador hasta el infinito? Es una trampa mortal para la productividad y para tu salud. Cada vez que golpeas a ese pequeño subalterno del demonio procrastinador, cada vez que piensas en esa dulce batalla que ganas al quedarte un puñado de minutos más en la cama, estás haciendo más y más difícil el proceso de despertarte, y hundes a tu cerebro en el inicio del siguiente ciclo de sueño, que es exactamente el peor momento para despertarte.
Cuanto más tiempo permanezcamos en ese punto, mayor será la sensación de cansancio y de haber tenido unas malas horas de sueño, aunque no haya sido así.
Dormir más de 6 horas te hace menos propenso a ser obeso
Cuando dormimos poco nos volvemos propensos a tener problemas metabólicos y endocrinos, inmunológicos y de muchos otros tipos. Exponiéndonos a la obesidad, a trastornos del de sistema inmune y a una mayor propensión a ciertos tipos de cáncer.
Así que recuerda: para dormir bien hay que consagrarse al 10-3-2-1-0, descansar al menos 8 horas, espabilar rápido por las mañanas y pedirle a tu jefe que te deje entrar a trabajar más tarde. Que no ponga esa cara. Es la ciencia la que habla.
Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)