A mediados de los 60, mientras revisaba elepés en una disquera, Nito Mestre descubrió cuatro sujetos de traje asomándose en un balcón. Era la portada de Please Please Me, el álbum debut de The Beatles. El material lo sedujo de inmediato, le esbozó el camino. No pasó mucho para que formara, junto a Charly García, el dúo acústico Sui Generis que en su despedida repletara el Luna Park por partida doble. Hoy Nito suma ya una carrera de 45 años.
¿Cuál cree que sea la fórmula para mantenerse vigente?
No hay una estrategia o, al menos, la única que mantengo consiste en seguir tocando, grabando discos, ofreciendo charlas, estando presente en programas de radios Estar en movimiento.
¿Hoy se requiere el respaldo de sponsors para hacer sustentables los proyectos?
Yo no tengo sponsors. Sí tengo un manager para la Argentina que me ayuda en la organización y, para las giras internacionales, trabajo con los mismos promotores, siempre me mantengo fiel a las personas que me tratan bien y que tienen un similar criterio a hora de trabajar, eso facilita todo.
¿Qué tanto se ha alterado el mercado en años recientes?
Mucho. Cambió sobre todo desde que nacieran Spotify o Deezer. Si quiero que me escuchen (más), debo subirme a uno de esos sitios; y si no grabo, pasa lo contrario. Es una trampa 22(risas). A estas alturas lo más importante son las giras. El negocio del disco para el músico ha cambiado radicalmente.
¿Cada cuánto cree que es conveniente sacar un disco o girar con nuevos proyectos?
Eso depende del artista. Ahora son muchos los que sacan un tema o dos en vez de lanzar un álbum. El disco ha perdido la categoría que tenía antes. A mí me sigue gustando el hecho de grabar, no tengo problema en hacerlo si tengo suficientes temas. Si no los tengo, prefiero esperar.
¿Antes había más constancia?
Sí. Muchos artistas lanzaban un disco por año, era casi una obligación, pero dejó de serlo. Ahora muchos quieren sacar un tema cada seis meses, y que pegue, esa es la regla, pero yo no me guío de eso.
¿Usted prefiere los proyectos más completos?
En la medida de lo posible. Trato de que sea como “Trip de agosto” (nuevo material), pero para producir un disco con diez o doce temas, se requiere un tiempo de preparación, grabación y después también hay que darle un lapso de maduración para que la gente lo quiera escuchar.
“Sería de mal gusto que los músicos tocáramos solamente lo último y nos olvidáramos nuestros hits. Al menos el ¾ de las canciones que tocamos en recitales son de nuestra carrera, y el resto de lo nuevo que hacemos, no podemos imponer lo reciente solo para que nos compren un disco”.
¿Ahora hay más público que antes?, ¿los seguidores son más exigentes?
Depende del artista. En Argentina de algún modo siempre han sido muy exigentes, pero el que escucha reggaetón o cumbia no lo es tanto. Y, si escucha eso, no me va a escuchar a mí, es otro tipo de música.
¿Qué observa usted desde los escenarios?
Hay una enorme cantidad de jóvenes que llegan gracias a sus padres, maestros e Internet. Los padres de hasta 50 años están más dispuestos a acudir a recitales con sus hijos veinteañeros, por ejemplo. Ahora veo más esa mezcla.
¿A qué géneros recurre más últimamente?
Estoy escuchando más ‘country’, muchos lo fusionan con rock, y esas son las bandas que más me gustan por las canciones, el sonido, etc. Los intérpretes o compositores son una infinidad, por ahí tengo una lista, pero son una camada nueva. También rock alternativo. Escucho un poco de todo. Eso sí, ni reggaetón ni cumbia, salvo que un vecino me quiera martirizar con eso (risas).
¿Considera que hay más propuestas musicales nuevas o bandas que replican a otras?
Todos tenemos una o varias bandas madre a las que queremos de alguna manera imitar, aunque colocando nuestra impronta personal. Con los años, los buenos músicos tratamos de ponernos más delicados, finos al hacer las cosas, es una búsqueda casi constante.
¿Cuál es el resultado de ello?
A veces uno llega a un punto en que se siente cómodo con lo que está haciendo y sigue con lo mismo hasta que quiere salir de ello y, hace algo distinto. Son ciclos.
¿En qué ciclo está usted?
Uno se pone más exigente con tener mejores micrófonos, equipos, sonidos. Te pones más delicado con la voz, con la forma de cantar, y buscas temas que muchas veces son más difíciles, y entonces tienes que focalizarte. Eso es salir de la zona de confort. No te quedas cantando lo fácil, sino te metes en problemas, es bueno cuando te metes en problemas y sale bien.
¿Se es más exigente mientras más trayectoria se tiene?
Sí, porque quedan muchos menos shows por delante que por detrás. Cada show que viene es algo como que muy importante y quieres hacerlo lo mejor posible por la gente pero también por ti porque quieres sentirte regocijado con lo que haces. Los años te hacen más exigente, maduras más musicalmente.
¿Hay algo que añore de los años 70?
Sí, ahora me duelen un poco más los huesos, exceptuando eso, no extraño nada más (risas).
EL DATO
Proyectos. Nito Mestre retornará en setiembre para celebrar sus 45 años de carrera, de mano de tres show en el Anfiteatro de Antica de Barranco. Le seguirá un proyecto con la Orquesta Sinfónica en Chile y para 2018 grabará nuevos temas “con músicos amigos”. Cuenta que, al momento, el plan consiste en empezar con dos temas para que, cuando llegue al décimo, sacar quizá un nuevo disco.