Neymar, Messi y Ronaldo no son tan codiciosos como parecen

Otros negocios como la publicidad y la banca de inversión también dependen del talento, pero los costos de los empleados son relativamente modestos en comparación.

Bloomberg.- La estrella del fútbol brasileño Neymar es un ágil jugador que confunde a los defensores con súbitas aceleraciones y trucos más que fuerza. Y el futbolista de 25 años está a punto de firmar un jugoso contrato para pasar del Barcelona FC al Paris Saint-Germain, club respaldado por Catar.

Si se toman en cuenta todos los factores, PSG podría terminar pagando entre 400 millones de euros y 500 millones de euros (US$ 475 millones – US$ 593 millones), una vez contabilizados una cláusula colosal de rescisión, honorarios a agentes e impuestos.

Estas cuantiosas sumas provocarán críticas sobre la codicia de los jugadores y la rapacidad de los clubes que arruinan este hermoso deporte.

Pero una mirada más cercana a los datos muestra que los salarios de los jugadores se han mantenido bastante estables como porcentaje del ingreso de los clubes en la última década.

Por supuesto, los salarios se han disparado en años recientes junto con todo lo demás en el fútbol europeo, empujados por el aumento fabuloso de los acuerdos de derechos de TV y las actividades comerciales en los clubes. Pero los jugadores mismos no están recibiendo una tajada mayor de la torta.

Lo que ocurre es que la torta ha crecido muchísimo.

Esto no significa que los salarios sean el único signo de locura financiera en el fútbol de alto nivel. Las comisiones de las transferencias han acelerado su aumento a un ritmo tremendamente rápido, como muestra el aparente acuerdo de Neymar. El peso es soportado sobre todo por súper clubes como Manchester United y PSG, que compran más de lo que venden.

Pero no es lo ideal que agentes como Jorge Mendes y el padre de Neymar terminen obteniendo decenas de millones de comisión con los cambios de club de los jugadores.

Y si bien es verdad que las estrellas de fútbol realmente no obtienen una cuota mayor del ingreso que se genera con sus hazañas, la cuota es bastante grande en principio.

Otros negocios como la publicidad y la banca de inversión también dependen del talento, pero los costos de los empleados son relativamente modestos en comparación.

Sin embargo, parece injusto castigar a las jóvenes superestrellas del fútbol por mantener su cuota de la riqueza futbolística. En realidad, les podríamos decir que disfruten de ella mientras dure, ya que hay evidencia de que los televidentes empiezan a apagar sus equipos. No odie al jugador, odie el juego.

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