“¿Qué importa si el tiempo avanza, si hoy estoy tomándome una cerveza?”, decía el sombrío escritor estadounidense, Edgar Allan Poe mientras bebía el fermentado líquido en algún perdido bar de Baltimore allá por el siglo XIX.
Desde aquellas épocas la cerveza es una de las pasiones más democráticas que han existido en la historia de la humanidad, compartida por intelectuales, obreros o empresarios. Sea fabricada de manera artesanal en un pequeño bar de nombre desconocido o por los monstruos industriales, no deja de despertar una extraña exaltación en bebedores y en sus hacedores.
Gestión se reunió con dos de ellos: Alain Scheneider y Yann Lemaire, dos jóvenes franceses que fundaron la Cervecería Nuevo Mundo en Lima hace dos años y que nos explican qué se necesita para incursionar en el negocio de la cerveza artesanal con éxito y sin caer en la embriagues del dinero.
Pasión. Fue lo primero que se le vino a la mente a Scheneider. Los franceses simplemente no encontraron un sabor en Perú que vaya acorde con su paladar y decidieron fabricar su propia cerveza, una menos ligera (como casi todas las que se producen de manera industrial en el país) y con más cuerpo.
“Muchas veces las personas o las empresas que están ahora en el mercado empezaron entre amigos a hacer cerveza en su garaje, en pequeñas cantidades porque le gustaba preparar cerveza y poder tomarla entre amigos y eso después se puede volver un negocio por la pasión y la dedicación que se pone”, relata.
Expectativa. La intensidad de la pasión no siempre es proporcional a los recursos. Scheneider sostiene que quién incursione en el negocio debe saber qué tamaño quiere para su cervecería, pero la producción debe ser lo suficientemente grande para que sea rentable.
Cervecería Nuevo Mundo comenzó con una producción de 3,000 litros de cerveza al mes, que es una cantidad pequeña, pero que permitió rentabilizar el negocio. “Ahora estamos en 7,000 litros mensuales que es un punto de equilibrio, pero queremos duplicarlo a alrededor de 15,000 litros para que se vuelva más interesante.
Insumos. Otro aspecto fundamental antes de sumergirse en el negocio de la cerveza artesanal es identificar los insumos que se necesitan. La malta, el lúpulo, la levadura y el agua es lo que necesita cualquier maestro cervecero para comenzar. El francés recuerda que hace dos años era mucho más difícil conseguir el material en Perú y se debían importar de Alemania, Francia o Estados Unidos.
“Para producir 3,000 litros mensuales de cerveza uno debe invertir alrededor de US$1,500 solo en insumos. Ahora es mucho más fácil porque hay proveedores en Perú que importan todo eso y de ahí lo puede vender en más pequeñas cantidades a los cerveceros”, comenta.
Inversión. Todo buen cocinero no solo necesita buenos ingredientes, sino también una buena cocina. Scheneider calcula que la inversión mínima para adquirir la infraestructura necesaria para empezar a producir cerveza es de US$150.000.
“Se necesitan tres ollas para cocinar, seis tanques de fermentación que trajimos de Alemania, se necesita también un sistema de enfriamiento que permita enfriar esos tanques, además empezamos en una fábrica con 300 m2”, detalló.
Comercialización. Una vez que la parte de producción está cubierta se debe pensar en los potenciales clientes. Los principales puntos de venta de la cerveza artesanal son los restaurantes, tiendas gourmet o bares. Pero Scheneider recuerda que el vendedor que colocaba el producto también debía capacitar a los compradores para que sepan explicar ellos la diferencia entre las decenas de variedades que existen.
Estrategias de marketing. Uno de los factores del rápido crecimiento de la Cervecería Nuevo Mundo, además de su alta calidad, es su exitosa estrategia de marketing. Los cerveceros franceses no solo cuidan el peculiar diseño de sus etiquetas, sino que producen gorros, polos y llaveros con estos.
Pero no contentos con eso, organizan visitas y cursos cortos en su propia planta para mostrar a los amantes de la cerveza como producirla desde su propia casa. “La cerveza artesanal se comparte, se comenta, se hace probar, se hace descubrir y queremos que los clientes sean parte de ese mundo”.
No obstante, como todo en la vida hay que hacerlo con moderación porque como decía otro pensador de nuestros tiempos, Homero Simpson: “La cerveza es la causa y la solución a todos los problemas de la vida”.