(AFP) El proyecto de presupuesto de la Nasa presentado el jueves por Donald Trump privilegia la exploración del espacio profundo, pero reduce los fondos dedicados a las ciencias de la Tierra y al estudio del clima.
El texto confirma el apoyo del gobierno de Trump a las alianzas entre la Nasa y el sector privado iniciadas por la administración de su antecesor, Barack Obama, “como la base del desarrollo del sector comercial espacial estadounidense”.
El presupuesto 2018, de US$ 19,100 millones, un 0,8% menos que el de 2017, elimina el programa respaldado por el gobierno de Obama de capturar y remolcar un asteroide cercano a la Luna para estudiarlo.
Incrementa sobre todo los fondos dedicados a las ciencias planetarias y la astrofísica, que pasan de 1.500 millones a casi US$ 2,000 millones.
La Casa Blanca propone también acelerar un proyecto de exploración robótica de una luna de Júpiter llamada Europa, que contiene un vasto océano de agua bajo una gruesa capa de hielo donde podría existir vida.
La Nasa trabaja actualmente en el desarrollo de una sonda, “Europa Clipper”, cuyo lanzamiento está previsto para la década de 2020. El objetivo es sobrevolar Europa para cartografiar su superficie y buscar posibles señales de vida en el océano.
El proyecto de Trump reduce en US$ 200 millones, a US$ 1,800 millones, el presupuesto para el desarrollo de la investigación de las ciencias de la Tierra, que incluye cuatro misiones relacionadas con el estudio del clima. Una de ellas es la del Observatory-3, un satélite que puede medir y vigilar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.
Para el administrador interino de la Nasa, Robert Lightfoot, el proyecto de presupuesto es “en términos generales positivo” para la agencia.
“Como con cualquier presupuesto, tenemos aspiraciones que sobrepasan nuestras posibilidades, pero este proyecto de presupuesto nos proporciona recursos considerables para llevar a cabo nuestra misión”, agregó en un comunicado.
Sin embargo, la publicación del proyecto de presupuesto es apenas el comienzo de una larga batalla con el Congreso, al que corresponde la última palabra.