Neymar ensaya sus jugadas en una cancha sobrenatural para después imitarlas en la realidad. Él mismo lo ha confesado: “Me inspiro en los videojuegos, de manera que en el campo pruebo los regates que practico en la consola”. Roger Bennet, colaborador de ESPN, lo ha descrito “como un futbolista para la era de YouTube”: cree que su talento está hecho para “cortos digitales”, perfectos para difundirlos en Internet, y que alcanzó fama mundial gracias a estos ‘clips’.
A veces, cuesta creer que Neymar es real. Pero lo cierto es que, a sus 22 años, es un futbolista 3.0, un millennial atípico, quizá porque tiene delante un balón: vive conectado a las redes sociales, comulga con los actos propios de la pasión, basa su trabajo en la búsqueda de la libertad y el placer, pero cuando tiene que ‘ponerse la camiseta’, se la pone sin renegar.
En el segundo día del Mundial de Brasil, con la camiseta de la selección anfitriona, anotó el empate y el gol del triunfo contra Croacia, en un partido con algunos momentos resaltables, pero sin el acostumbrado ‘jogo bonito’ de los cariocas. Era la demostración de que Neymar podía alejarse de la fantasía y bajar al medio campo para organizar el juego y lanzar un tiro mordido, feo, con tal de ganar. El País de España tituló enseguida: “La madurez de Neymar”.
Pero el mismo diario español, hizo anteriormente un reportaje en el que resaltó la madurez innata del astro brasilero en el campo. Lucho Nizzo, el primer seleccionador de menores que convocó a Neymar a los 16 años, dijo lo siguiente: “Para llegar a ser un gran futbolista no basta con tener grandes cualidades para jugar, se necesita inteligencia y humildad, y Neymar ya las tenía”. Ney Franco, que lo reclutó para el Sudamericano Sub-20, opinó lo mismo: “Neymar siempre ha tenido un carisma impresionante: era el centro de toda la atención, pero jugaba para el equipo aún siendo el punto de desequilibrio”.
Cumple con el arco
A la fecha, ya es uno de los máximos goleadores del Mundial, junto con Lionel Messi, pero sus goles han sido muy terrenales para un Neymar acostumbrado a coquetear con lo sobrenatural: no solo se inspira en los videojuegos, sino también en el ilusionismo y la religión. Es fanático del Mago Pop de Discovery Max, con quien ha participado en varios trucos, y es devoto cristiano de la iglesia Peniel: se sabe que Neymar llama por teléfono a su mamá para rezar juntos antes de cada partido.
Tecnología, magia y fe. Esa es la trinidad que explica su velocidad para gambetear y eludir jugadores con una creatividad inigualable. “Veíamos clips de él en YouTube deslizándose como una anguila sobre sus defensores”, contó el periodista Bennet, sobre cómo Neymar comenzó a resonar en Europa, mientras jugaba en el Santos de Brasil. En uno de los videos más vistos, que data el 2011, se le aprecia haciendo gala de un ‘dribling’ insuperable, metiendo gol y celebrando con una máscara de él mismo, proporcionada por el público.
A los tres años de ese clip de YouTube, Neymar firmó contrato con FC Barcelona por 57 millones de euros, aunque realmente habrían sido 95 millones de euros. La primera cifra es la que se anunció oficialmente y la segunda la que surgió después de una denuncia de fraude fiscal. El pase de Neymar sería el más caro de la historia del fútbol (superando los 94 millones de euros que pagó el Real Madrid por Cristiano Ronaldo), y a la vez el más oscuro si la fiscalía confirma la evasión.
El más ‘marketero’
Neymar también es un boom del marketing. Según la revista France Football, recibe ingresos anuales por 29 millones de euros, de los cuales 14 millones son por publicidad. Si bien es cierto que está por detrás de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo en el ranking, la revista SportsPro’s y Eurosport lo ubica como líder en la lista de deportistas con más potencial de mercado. Para Esteve Calzada, exdirector comercial del FC Barcelona, la arrogancia de CR7 es buena para ciertas marcas, pero crea antipatía para otras. Mientras que Messi es frío y no comunica. En cambio, Neymar “es una golosina del marketing”, porque trasmite ese carisma y rebeldía que buscan las marcas para conectar con los adolescentes.
Ya se habla de la Industria Neymar o de la Neymarmanía. El delantero controla el 100% de sus ingresos por publicidad a través de la empresa N&N, creada por su padre. Detrás de él hay un batallón de profesionales y varias marcas que sincronizan lo que debe transmitir en las redes sociales. Tiene casi 11 millones de seguidores en Twitter y 7 millones en Instagram, por donde expresa su vida personal. En el Mundial, tras el primer partido, colgó un ‘selfie’ con el torso desnudo junto a su novia Bruna Marquezine.
En su contrato con el Barça pidió encargarse de ser el jugador que comunique las primicias del club por las redes sociales. Neymar está vinculado desde los 17 años con Nike, pero tiene en total unos 19 patrocinadores: una vez terminó un partido, y así con el cuerpo caliente, viajó en helicóptero para filmar un spot publicitario en otra ciudad.
Pero el dinero está demás en el Mundial. Neymar tiene una responsabilidad mayor, impuesta por los hinchas y por la historia. Es el príncipe del fútbol brasilero que busca la corona del rey Pelé y carga consigo la tarea de borrar la pesadilla del “maracanazo”, cuando Uruguay le quitó la copa del mundo en su casa en 1950. Neymar y Pelé comparten similitudes: vinieron de estratos sociales pobres, jugaron en el Santos, se colocaron el número ‘10’ en la selección y rápidamente se convirtieron en estrellas. Pelé debutó en un Mundial a los 17 años (ganó tres de los cinco de Brasil), y Neymar lo ha hecho a los 22 años, pero El Rey nunca tuvo la oportunidad de ganar una copa en casa.
Los analistas dicen que Neymar tiene ‘chance’ por su edad, pero los hinchas dicen que no. Cuando juega Brasil, millones de fanáticos agarran los controles de sus televisores cual consolas de videojuegos y esperan las sorpresas de Neymar. Los brasileros, solo esperan que alce la copa de hexacampeón. Hasta ahora ha cumplido con la productividad, pero no con la fantasía.