En 1973, hace 41 años, Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, se presentó en el despacho de su notario habitual en Madrid y le entregó un sobre cerrado. Acudió acompañada de cinco testigos. Le contó que en el sobre había una especie de testamento. Pero con la singularidad (casi ni existen los de este tipo) de que su contenido no sería desvelado hasta después de su muerte, según lo que informa el portal web El País.
El notario al que confío el viejo sobre lacrado, Alberto Ballarín, llevaba varios años jubilado cuando se produjo el óbito. Pero no olvidó el encargo y alertó a su sucesor, al que antes de la jubilación traspasó todos sus expedientes, el también notario de Madrid Alfonso Madridejos.
El juzgado ya ha logrado localizar a los cinco testigos (algunos murieron hace años según difundió El País, por lo que es posible que se haga una pericial caligráfica de las firmas de los ausentes para su cotejo). Y también es posible que este mismo mes, el juez celebre en vista solemne la apertura del sobre. Según explicaron fuentes del decanato, el sobre “no es gordo”, y por el tacto da la sensación de contener cuatro o cinco folios. Es opaco y nada se trasluce.
Según fuentes jurídicas, en el juzgado no hay constancia pero es notorio que la duquesa de Alba ha hecho testamentos posteriores y tenía todos sus bienes legados a sus hijos en el momento de fallecer (bienes muebles e inmuebles que pueden alcanzar los 3,000 millones de euros).
En cuestión de testamentos, el último es el válido, y revoca todo lo anterior. “Otorgar una voluntad en sobre cerrado, sin ni siquiera decir su contenido al notario, es algo muy excepcional”, señala el juez decano de Madrid.
“Lo normal es ir al notario, describirle los bienes y señalar a los beneficiario”, añade Antonio Viejo. El diario El País en su web señala que ahora habrá muchas posibilidades, por ejemplo que supla lagunas del último testamento, aflore nuevos bienes ignorados, o haga alguna disposición que no esté revocada, o que complemente otras.
“Solo queda esperar abra el sobre y conocer cuál era, hace 41 años, la voluntad de la duquesa, y qué es lo que no quiso que se supiera hasta después de su muerte”, coinciden en señalar diferentes fuentes jurídicas. Posiblemente se sabrá a lo largo de este mes, indicó El País.