Sobran manos para escarbar entre escombros, comida y agua corren en abundancia, lo mismo que medicamentos y equipos de rescate mientras estudiantes universitarios ofrecen sus servicios. Como en el terremoto de 1985, los mexicanos se organizan en las calles al rescate de su ciudad.
Tan pronto se cimbró la tierra a las 13H14 locales (18H14 GMT) del martes y se constataron decenas de edificios colapsados en la capital, los civiles unieron fuerzas y se lanzaron en la búsqueda de sobrevivientes.
A gritos trataban de encontrar señales de vida entre los escombros. Pronto se sumaron los cuerpos entrenados de rescatistas, bomberos, militares y policías.
Hace justo 32 años, ante un gobierno ausente tras un terremoto de 8,1 que dejo más de 10.000 muertos, los mexicanos se organizaron para levantar a la megaurbe de sus ruinas, cambiando la historia social y política.
Y nuevamente, pero codo a codo con autoridades y con apoyo de tecnología del siglo XXI, la ciudadanía acude al rescate.
--Héroes anónimos—
Este miércoles, en los restos de la escuela primaria Enrique Rebsamen, donde han muerto 21 niños, un civil voluntario sin entrenamiento alguno, era pieza clave para rescatar a una niña atrapada por más de 24 horas.
Por su tamaño menudo ha podido ingresar por un estrecho canal en la pila de escombros para establecer contacto con la menor y pasarle agua.
Eran miles los que ofrecían sus manos para escarbar, conseguían botes para sacar los escombros en cadena humana, mujeres llevaban alimentos, agua y equipo médico.
Estudiantes universitarios ofrecían sus servicios para atender a heridos, revisar edificios dañados y brindar ayuda psicológica.