AP.- Las jugueterías, con sus luces brillantes, sus ruidos y sus multitudes, pueden ser un sitio intimidatorio para niños autistas o con otros trastornos sensoriales. Para los padres, encontrar juguetes acordes con las habilidades de sus hijos, que puedan atrapar su atención, puede ser un proceso complejo. Empresas de juguetes y jugueterías, no obstante, están tratando de ofrecerles alternativas.
Hasbro, por ejemplo, ofrece recomendaciones acerca de cómo los padres pueden enseñarles a los niños autistas a jugar con Mr. Potato Head o con un set de My Little Pony. La empresa fabricante Melissa & Doug tiene catálogos especiales.
Un local de Toys R Us de King of Prussia, Pennsylvania, difundió música durante tres horas un reciente sábado por la mañana y dispuso que una sala de juegos permaneciese en silencio como parte de un evento planificado conjuntamente con la Sociedad de Autismo de Filadelfia y sus Alrededores. Los 100 locales de esa firma en Gran Bretaña programan eventos similares una vez al año desde el 2014 y la empresa planea hacer lo mismo en muchos de sus 900 locales de Estados Unidos.
Chuck E. Cheese’s, una cadena con juegos para niños, se propone apagar la música y atenuar las luces en 40 restaurantes durante un par de horas un domingo al mes a partir de enero, a título experimental.
También están aflorando pequeños negocios orientados específicamente a niños con trastornos sensoriales.
“La necesidad de un negocio como este es mayor incluso de lo que pensé”, dijo Bethany Mathis, quien abrió Time 4 Toys el mes pasado después de enfrentar muchas dificultades para encontrar juguetes para su hijo de ocho años, que padece esos trastornos. Las paredes de su local en Flowood, Mississippi, están pintadas con colores suaves y los chicos pueden ensayar los juguetes.
En Estados Unidos, uno de cada 68 niños tenían alguna forma de autismo en el 2012, comparado con uno en 150 una década antes, de acuerdo con cifras del gobierno. Los síntomas del autismo varían mucho y abarcan desde pequeños problemas de relacionamiento social hasta comportamientos repetitivos, dificultades para hablar o incluso imposibilidad de hablar, lo que hace que resulte más difícil todavía encontrar juguetes aptos para esas personas.
Jamilah Rahim abrió el local Spectrum Toy Story en Chicago este año tras darse cuenta de que ningún negocio de juguetes satisfacían sus necesidades. Terapeuta especializada en problemas cognitivos que hace visitas a domicilio, veía que los padres compraban juguetes a través de la internet que después no les interesaban a sus hijos. En su negocio, los chicos pueden sentarse y jugar con cualquier juguete y los padres pueden ver si los disfrutan antes de comprarlos.
“Es una experiencia más amplia que ir a un local y comprar un juguete”, dijo Rahim, quien sigue trabajando como terapeuta a tiempo parcial.
Meghan Hetherton manejó cuatro horas desde Eaton Rapids, Michigan, para visitar el local. Dos de sus cuatro hijos son autistas y uno de ellos, de cuatro años, sufre con las multitudes y los ruidos en los negocios. Hetherton a menudo termina pidiendo disculpas por las reacciones de sus hijos.
“No debería tener que hacerlo, pero los empleados no entienden”, sostuvo. En una tienda de Spectrum Toy Store sus hijos sacaron juguetes de las estanterías, jugaron con masilla y probaron unas joyas de silicona comestibles por las que ella después pagó. “Pudieron ser ellos mismos”, dijo feliz Hetherton.
Suavizar las luces y apagar la música puede ayudar a algunos niños autistas, aunque muchos pueden todavía ser afectados por el tamaño de locales grandes, de acuerdo con Eileen Crehan, quien está estudiando un posdoctorado en el programa de autismo del Rush University Medical Center de Chicago. Dice que notó que algunas salas de cine y estadios de béisbol también están ofreciendo servicios para niños con problemas sensoriales de vez en cuando. “Está popularizándose”, expresó la doctora Crehan.