Zeiss propone lentes específicas para cada estilo de vida.
Un cliente acaba de entrar en una óptica. Sus próximos 45 minutos se sucederán de la siguiente manera: un optometrista le graduará la vista, probablemente gratis (10 minutos), posteriormente le aconsejará acerca de los diseños que mejor le sientan, permitiéndole probarse todas aquellas monturas disponibles en el establecimiento (30 minutos) y, en los cinco últimos minutos, casi como si se tratara de una formalidad, le preguntará sobre el tipo de cristal que necesita.
- “¿Qué tipo de lente desea?”
- “Pues no sé, una que pese poco y que no sea muy gruesa, que uso gafas prácticamente durante todo el día”.
- “No se preocupe, le voy a pedir unos cristales orgánicos, con un efecto antibrillos que le regalo, reducción del grosor y… (enumeración de palabras incomprensibles)”.
- “Muy bien, ¿cuánto le debo?”
La estética es muy relevante, pero el cuidado de la vista debería ser el factor de compra decisivo. El uso que se vaya a hacer de unas gafas debería marcas la calidad y la naturaleza de la lente. En otras palabras, no siempre la gafa más cara es la más acertada para una persona. “Algunas preguntas que debería hacer un optometrista son: ¿para qué usa las gafas? ¿Se siente cómodo conduciendo? ¿Lee mucho con su móvil o tableta? Especialmente a partir de los 35 años, los músculos del ojo comienzan a cansarse. Es fundamental no someterlos a mayor tensión de la necesaria”, afirma Laura Rocha, directora de márketing de Zeiss en España.
Zeiss nació en 1846 como un fabricante de microscopios, y desde entonces nos ha hecho a todos testigos de algunos de los grandes acontecimientos históricos del siglo XX, como el “Ich bin ein Berliner” (soy un berlinés) pronunciado por Kennedy en un mitin en 1963. Con una de sus lentes también se grabó la llegada del hombre a la Luna, en 1969.
En la actualidad, el grupo Zeiss cuenta con varias líneas de negocio, desde los ecógrafos a las cámaras de los smartphones, pasando por supuesto por las lentes oftálmicas. Factura 4.880 millones de euros, con un beneficio operativo (ebit) de 615 millones y un presupuesto anual para investigación y desarrollo de 436 millones de euros -datos de su último ejercicio, cerrado en octubre-. “Cada dos segundos se compra una lente Zeiss en el mundo”, apunta Rocha.
Volvamos al tema de la salud visual. A medida que la innovación tecnológica lo hace posible, Zeiss propone dotar a cada cliente de gafas que verdaderamente se ajusten a sus necesidades y a su forma de vida.
“El cliente está cada vez más informado y valora la calidad. Incluso en España, donde se ha producido una guerra de precios muy agresiva, nuestros estudios de mercado indican que más de la mitad de quienes ha probado un producto como EnergizeMe (pensadas para el momento en el que los usuarios de lentillas llegan a casa y se las quitan) estaría dispuesto a pagar 100 euros adicionales por unas gafas con esta tecnología”, afirma Rocha.
Un consejo extra: “Una buena graduación debería durar 45 minutos”.
Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)