La revolución digital ha traído consigo un sinnúmero de beneficios: eficiencia, innovación e incremento de productividad. Pero, de acuerdo con el autor canadiense David Sax, la felicidad no está a pocos clics de distancia.
Todo empezó a mediados de 2014, cuando Sax asistió al Demo Day de Toronto, y detectó algo curioso: los representantes de titanes como Google o Microsoft no estaban registrando datos en sus iPhones o tabletas, sino que lo hacían en los tradicionales blocs de notas.
Sax, que a partir de ese suceso investigó más a fondo, concluyó que el uso recurrente de lápiz y papel era indicador de un cambio más profundo. Ese es el nuevo auge que describe en “The Revenge of Analog”, libro en donde argumenta que los objetos que han quedado supuestamente obsoletos a raíz de la adopción de nuevas herramientas digitales retornan para encontrar un nuevo significado en nuestras vidas.
Camino lleno de post-its
Lo curioso, después de todo, es que esos productos no computarizados están resurgiendo incluso en la misma industria que parecía haberlos aniquilado. Es lo que ocurre en tecnológicas como Twitter, Pinterest y Dropbox, cuyos técnicos usan Post-it y pizarrones para plasmar ideas y, solo cuando el boceto está en una fase más concreta, el proceso pasa a un computador.
El caso de Adobe es simbólico. Su gestor de Creative Cloud, Scott Unterberg, no solo maneja el desarrollo de programas como Photoshop, también está a cargo de Project Breathe, una iniciativa a través de la cual los colaboradores hacen ejercicios de meditación.
La compañía complementa las sesiones con un “Kit para construir ideas”, donde destacan objetos como Post-it, chocolates, lápices, libretas, etc.
El proyecto ha sido tan exitoso que se aplica en todas las oficinas de Adobe y ha sido replicado por Google, Facebook y Twitter.
Son varias las empresas de Silicon Valley que siguen un camino similar. Muchas han creado salas de reuniones que bloquean las señales de celulares para incentivar la interacción cara a cara. David Sax descarta que este fenómeno sea pura nostalgia.“Los nativos digitales son los más interesados en el papel. Ellos no tienen una asociación nostálgica con él. Lo encuentran refrescante”, dice Chris Harrold, director creativo de Mohawk Paper.