Orlando (Reuters).- El huracán Matthew, la tormenta más poderosa que golpea el Caribe en casi una década, se fortaleció mientras avanzaba el jueves hacia el sureste de Estados Unidos, tras dejar al menos 140 muertos, en su mayoría en Haití, de camino hacia el norte.
Mientras Matthew azotaba el noroeste de Bahamas en su curso hacia la costa atlántica de Florida, el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos informó que la fuerza de sus vientos aumentó hasta los 220 kilómetros por hora (kph).
Esto lo convirtió en un huracán “extremadamente peligroso” de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson y es probable que continúe así mientras se acerca a Estados Unidos, donde podría descargar directamente sobre Florida o avanzar a lo largo de la costa en la noche del jueves.
De los 140 fallecidos, 136 perdieron la vida en Haití. En tanto, miles de personas tuvieron que desplazarse después de que el huracán destrozó casas e inundó barrios.
El CNH amplió su área de alerta más al norte, hasta Carolina del Sur, y más de 12 millones de residentes de Estados Unidos estaban bajo vigilancia por el huracán, según Weather Channel.
Las carreteras de Florida, Georgia y Carolina del Norte y del Sur estaban congestionadas y los suministros escaseaban en las estaciones de servicio y tiendas de alimentos antes de la llegada del huracán, que trae acompañado un fuerte aumento del nivel del mar, fuertes lluvias y vientos.
Matthew se encontraba a 290 kilómetros al sureste de West Palm Beach alrededor de las 1500 GMT y a 40 kilómetros de Nassau, capital de Bahamas, informó el CNH.
“Catastrófico”
El daño podría ser “catastrófico” si Matthew impacta directamente en Florida, advirtió el gobernador Rick Scott, que instó a unas 1,5 millones de personas del estado a estar atentos a las órdenes de evacuación.
“Si usted es reacio a evacuar, sólo piense en todas las personas que han perdido la vida”, dijo Scott en una conferencia de prensa el jueves. “El tiempo se acaba. Está claro que o tiene un impacto directo o va a subir por la costa y vamos a tener vientos con fuerza huracanada”.
Scott, que activó a varios miles de efectivos de la Guardia Nacional para ayudar a lidiar con la tormenta, advirtió que es probable que millones de personas se queden sin electricidad.
En Florida se espera una subida del nivel del mar de hasta 2,7 metros, por lo que Scott pidió a la gente que se mantenga alejada de las playas. “No hagan surf”, señaló. “No vayan a la playa. Eso les matará”.
Los cuatro estados en la trayectoria del huracán declararon el estado de emergencia, lo que permite a sus gobernadores movilizar a la Guardia Nacional. El CNH dijo que aún es demasiado pronto para predecir en qué lugar de Estados Unidos podría tener un mayor impacto Matthew.
Los refugios en Florida, Georgia y Carolina del Sur estaban abiertos para los evacuados. En los cuatro estados hay equipos federales de respuesta a las emergencias coordinando los esfuerzos con funcionarios y reuniendo suministros.
Las escuelas y los aeropuertos de la región estaban cerrados el jueves y algunos hospitales evacuaron a sus pacientes, informaron medios locales. Cientos de vuelos fueron cancelados desde y hacia Miami, Fort Lauderdale y Orlando, en Florida, dijo el sitio web Flightaware.com el jueves temprano.
Matthew se dirigía al noroeste a unos 22 kph y se espera que siga en esta dirección el jueves. Durante la noche, la tormenta viraría hacia el norte-noroeste, según el CNH, que esperaba que el ojo o centro del huracán pase durante la jornada cerca de la islas de Andros y Nueva Providencia, en el noroeste de Bahamas.
En Nassau, situada en Nueva Providencia, llovía constantemente el jueves por la mañana y los fuertes vientos doblaban las palmeras. Se reportaron daños menores en los tejados, sin informes aún de inundaciones o lesionados.
Matthew, el huracán más fuerte que sufre el Caribe desde que Félix golpeó Centroamérica en 2007, azotó el martes y miércoles Cuba y Haití con vientos de 225 kph y lluvias torrenciales, dañando pueblos, cultivos y viviendas. La devastación en Haití obligó a posponer la elección presidencial.
El último gran huracán, clasificación que recibe una tormenta con vientos sostenidos de más de 177 kph, que golpeó Estados Unidos fue Wilma en 2005.