El hotel boutique para gatos de Virginia Gómez, cumplió dos años en el mercado. Cuando se tiró al agua en 2013 solo su amiga Patricia Serrato, propietaria del hotel para perros Sigor, confiaba en que el emprendimiento iba a dar resultado y la animó a intentarlo.
Dos años después, Gómez asegura haber constatado que existe un mercado de personas que aman los gatos y que necesitaban un lugar de las características de Yellow. Prueba de ello es que desde que lleva abierto, el hotel solo ha pasado dos días sin huéspedes, Durante el primer año, recibió más de 200 gatos (algunos repitiendo más de una vez la estadía).
Además, de un verano a otro (las vacaciones son obviamente un punto fuerte) el hospedaje creció más de 100%. Empezó con seis lugares para gatos, y hoy cuenta con 18 gateras.
El pasado abril Gómez decidió mudar las instalaciones, que estaban en su propia casa, a otro lugar más amplio ubicado en Sucre 1115.
“Los gatos estaban cómodos (en mi casa) y a sus dueños les encantaba porque era como un hogar. Pero yo quería un lugar donde estuvieran más cómodos, más adaptado a lo que necesitan. Ahora en la parte de adelante de la casa está el hotel, y en la parte de atrás vivo yo. En el hotel siempre va a haber una persona viviendo. El crecimiento de Yellow no es en masividad sino en calidad, apostamos a pocos gatos”, explicó la emprendedora.
Algo que ha llamado la atención de Gómez en 2015 fue la llegada de más propietarios extranjeros de gatos. Se trata de argentinos, brasileños, venezolanos, estadounidenses, europeos y hasta japoneses. Son personas que vienen a vivir a Uruguay pero están obligados a viajar en forma recurrente.
Hoy en día, cuenta con el caso de un diplomático recién llegado al país que decidió dejar su gato en Yellow hasta encontrar una casa en Montevideo.
Baño en suite y pent-house
El promedio de estadía son 15 días, pero hay gatos que se han quedado de un mes a tres meses. Y otros que vuelven los fines de semana.
Gómez trabaja con una modalidad de adaptación, que lleva entre tres y cinco días, para que los felinos puedan convivir.
La adaptación se realiza en las gateras donde, bromea Gómez, tienen baño en suite, comida y agua purificada a disposición.
Una vez adaptados, los huéspedes recorren libremente el lugar. Las gateras se ubican en forma horizontal, por lo que Gómez habla de “penthouse, primer piso y planta baja”.
“Se trabaja respetando 100% lo que el gato puede, se puede estimular pero no forzar. Ayudar a que la integración sea más rápida, a través de diferentes recursos, pero cada gato es distinto y tiene sus tiempos”, explicó.
Según Gómez, existen otros lugares que ofrecen hospedaje para gatos pero “no es lo mismo”, ya que no trabajan con el mismo sistema de adaptación ni brindan acompañamiento.
“Requiere mucha paciencia y dedicación, estar todo el día. Estoy pendiente de todo”, reconoce.
La idea de la emprendedora es ahora consolidar el negocio y poder seleccionar un colaborador de “máxima confianza” en el que pueda delegar tareas.
Diario El Observador de Uruguay
Red Iberoamericana de Prensa Económica