Bill Clinton, expresidente de Estados Unidos, lo llamó el “Woodstock de las ideas”. Y es que el Hay Festival tiene la misma lógica de los grandes conciertos de ayer y hoy: como el Coachella o el Lollapalooza, su realización no se limita a un solo espacio. Su éxito causó que se expanda hacia otros lugares.
Esta vez, por segundo año consecutivo, se celebrará en Arequipa entre el 8 y 11 de diciembre. “Es la fiesta de la cultura en todas sus manifestaciones”, indica Ángela Delgado, directora de Desarrollo de Hay.
Al evento acudirán escritores, músicos, ilustradores y cocineros, entre otros.
La concurrencia en la edición del 2015 llevó público de Lima, Puno, Tacna y de ciudadanos chilenos o argentinos que cruzaron la frontera. En total, 15,000 asistentes. Este año, la organización espera que aumenten a 20,000.
Financiación
Montar un espectáculo de este tipo requiere esfuerzos tanto del sector público y privado. “Hay un convenio con nuestro socio, el Gobierno Regional de Arequipa (GRA), que está aportando S/ 300,000”, expresa Delgado. El monto se ha incrementado considerablemente con respecto al del año anterior, que fue alrededor de S/ 90,000.
“El GRA se dio cuenta de que Hay es favorable no solo para el turismo cultural, sino que también puede redituar beneficios importantes en la economía de la ciudad a mediano y largo plazo”, anota la directiva.
Del lado del sector privado, a pesar de que este año el monto en patrocinio ha incrementado en un pequeño porcentaje, el apoyo de las empresas “es fluctuante”, acota Delgado. “Depende del balance que tengan. Sin embargo, estamos en un proceso de cambio del lado positivo”, apunta.
Este cambio, no obstante, debe ir de la mano con políticas públicas, de acuerdo a Delgado.
Entre las empresas que participan, están Gloria como patrocinador principal, la Fundación BBVA como socio principal y el grupo SURA, que se unió este año para patrocinar las ediciones latinoamericanas del festival, entre otros.
“El 92% de todo lo que se recoge en patrocinio, que es una cantidad similar al que aporta el GRA, se destina para pagar los gastos de logística de los invitados”, expresa.
A nivel Sudamérica
Le versión arequipeña del festival le cuesta alrededor de US$ 300,000 a los organizadores. En otras locaciones, como Cartagena, Colombia, donde el evento se realiza desde el 2007, supone una inversión de poco más de US$ 1 millón.
Colombia cuenta, además, con una edición “verde” del encuentro cultural. Se realiza todos los años en Medellín y está dedicado a temas de la sostenibilidad y el medio ambiente.