Clive Wilkinson está convencido de que la distribución de cubículos presente en diversas organizaciones del mundo “es humillante, priva (a los colaboradores) de sus derechos y propicia el aislamiento”. En 2005 Google lo convocó para que efectuara un rediseño de sus espacios. Poco después surgió el original Googleplex.
“Google era tierra de cubículos cuando empezamos a trabajar con ellos”, dijo Wilkinson en entrevista con la revista de arquitectura y diseño Dezeen. Por lo que, en ese entonces, tuvo que convencer a la multinacional estadounidense de que los cubículos “eran tan horribles como los criaderos de pollos”.
Su labor se concentró así en persuadir, en un inicio, a los fundadores del gigante de Internet de que el diseño de su sede no era motivador para sus empleados. Hoy Googleplex tiene fama mundial por estar lleno de habitaciones de cristal, toboganes y escaleras de madera.
“Uno de los factores que motiva a crear buenos espacios de trabajo es lograr que la empresa sea atractiva para la gente que desea contratar”, subrayó Wilkinson. Él tiene la convicción de que los espacios dinámicos, brillantes y las oficinas abiertas desincentivan a los colaboradores de hoy trabajar desde casa.
El arquitecto destacó, por tanto, los beneficios que trae consigo trabajar desde la oficina. “La cantidad de información que se transmite por mirar a la gente a la cara, ver su lenguaje corporal, ver sus ojos en persona, oír el tono de su voz y las sutilezas de la comunicación, es enorme”, remarcó tras un evento en Ciudad del Cabo. “Con el uso de algo como Skype, la cantidad de información se reduce exponencialmente. Solo se obtiene un 15% de profundidad (de dicha información)”.
Para Wilkinson, los líderes de una organización tienen que tener en cuenta los “enormes efectos que un espacio de trabajo puede tener sobre la productividad y la eficacia de los trabajadores”.