(Bloomberg) China se enfrenta a un difícil camino en su ambición por convertirse en líder mundial de chips informáticos debido a la falta de conocimientos tecnológicos y de talento, según un análisis de Bain & Co.
China es uno de los mayores consumidores de dispositivos semiconductores del mundo gracias a su poder de fabricación, y tiene previsto invertir más de US$ 100,000 millones para convertirse en uno de los principales proveedores del planeta. La consultora global estima que para 2020, casi el 55% de los chips de memoria, lógica y analógicos del mundo fluirán hacia o por el país. Pero la vasta mayoría de los microchips que funcionan como cerebro de productos como el iPhone de Apple se importa de empresas como Intel y Samsung Electronics.
En 2014, el Gobierno intervino para cambiar esa situación con planes para invertir más de US$ 100,000 millones y transformar al país en un agente líder global. También impulsó la consolidación entre los proveedores locales para maximizar sus inversiones, lo que incluyó la fusión de Tsinghua Unigroup Ltd. y Wuhan Xinxin Semiconductor Manufacturing, por US$ 2,800 millones, anunciada el mes pasado.
La iniciativa china para desarrollar una industria de semiconductores líder del mundo forma parte de una campaña más amplia para despegarse de la tecnología extranjera. Pero las inversiones financieras no bastarán para comprar el liderazgo en el sector de semiconductores, que vale aproximadamente US$1 billón, según Kevin Meehan, un socio de Bain en Singapur.
Actualmente, el país fabrica sólo el 15% de los semiconductores del mundo, según un informe de Bain. Y para 2020, la consultora espera que las plantas instaladas en China produzcan tan sólo el 7% de los microchips del mundo, apenas por encima de los niveles actuales.
“China va a por ello de forma bastante astuta e inteligente”, dijo. “Pero no veo un camino para que se apropien de tecnología de procesadores de vanguardia y esa es la base de Intel, la base del éxito de Samsung”.
Intentos
Los intentos de las empresas chinas por comprar rivales con propiedad intelectual en los mercados de procesadores y memoria infringieron las normas de reguladores de todo el mundo. Se descartaron planes para invertir US$3.800 millones en Western Digital Corp. después que Estados Unidos inició una revisión de seguridad, e inversiones en empresas de chips taiwanesas enfrentan obstáculos regulatorios y alimentaron la tensión política.
“Suponiendo que pueden gastarlo todo, el principal riesgo es que terminen con un montón de posiciones fragmentadas y débiles, de seguidores”, dijo Meehan. “Ellos tienen formas de ejercer influencia sobre más del 10 por ciento si arman buenas sociedades, pero en caso contrario creo que básicamente tocaron su techo”.
Meehan dijo que los fabricantes chinos de semiconductores podrían terminar aprendiendo de sus sociedades con los gigantes globales y transformarse en uno de los principales proveedores de componentes esenciales, como la memoria informática. Tanto Intel como Qualcomm Inc. acordaron construir plantas de fabricación de semiconductores en el país en asociación con proveedores locales.
“Si se adopta una visión a largo plazo —no a cinco años, sino a décadas— entonces sin duda habría que creer que habrá cierta absorción”, señaló. “Pero la gente se cuida de no poner su IP de vanguardia en China”.
“No veo cómo entrar ahí sin adquirir licencias ni hacer compras”.