Reuters.- En la Fórmula Uno -donde el glamour, las tecnologías y las altas utilidades son tan importantes como lo deportivo-, carreras como Mónaco o Singapur sólo se mantienen en el calendario por los beneficios que reportan a los inversores.
La F1, cuyo principal dueño es la firma de capital privado CVC, facturó 1.350 millones de dólares en el 2012 y generó una ganancia operativa de 426 millones de dólares una vez deducidos los pagos a sus once equipos.
Esto podría sugerir que en el paddock existe una especie de felicidad inconmensurable, pero las apariencias son engañosas.
Detrás de las marcas de lujo, los invitados famosos y el derroche de dinero gastado en suites, varios de los equipos más pequeños están luchando por sobrevivir.
“No es que crea que hay una. Es que la hay”, dijo a Reuters la semana pasada el propietario del equipo Caterham, Tony Fernandes, cuando se le preguntó si la F1 enfrentaba una crisis de costos.
“Se escucha que hay personas que no reciben sus pagos, proveedores que tardan mucho tiempo en cobrar. Claramente no son días felices”, añadió el malasio, cuyo equipo acabó último en el 2013 y aún no ha sumado puntos en cuatro temporadas compitiendo en la F1.
Cuatro equipos -el campeón Red Bull, Mercedes, Ferrari y McLaren- tienen presupuestos de 200 millones de dólares o más y son los más beneficiados de la división de ingresos que supervisa el jefe comercial de la F1, Bernie Ecclestone.
Ecclestone, que afronta una serie de batallas legales vinculadas a un acuerdo que incluyó a CVC hace ocho años, ha construido un modelo de negocio único que controla los derechos de transmisión, los precios por albergar una carrera, los patrocinios y las licencias.
Los equipos compartieron alrededor de 750 millones de dólares de las ganancias del año pasado, pero están cuestionando una estructura que se lleva mucho dinero de un deporte con un costo elevado para los equipos, ya que tienen que desplazarse por el mundo para disputar 19 carreras anuales.
La división entre las escuderías ricas y las demás es evidente en el circuito, donde el Red Bull de Sebastian Vettel terminó la temporada ganando las últimas nueve carreras y logrando su cuarto título consecutivo. Esta falta de sorpresas en un deporte otrora emocionante ha colmado la paciencia de muchos aficionados.
“Al final, puede que sólo haya cinco equipos de F1 si esto sigue así”, dijo Fernandes.
Límite de costos
No es extraño que los equipos lleguen y se vayan de la F1. El último en abandonar este deporte fue la escudería española HRT a fines del 2012, pero este año los problemas han sido innumerables.
Cuando el piloto finlandés Kimi Raikkonen, campeón mundial del 2007, dijo a periodistas que Lotus, ganador de la carrera que abrió la temporada en Australia, no le había pagado el salario en todo el año, se confirmaron las preocupaciones generalizadas sobre el estado de este deporte.
La Federación Internacional del Automóvil (FIA) anunció este mes que los equipos tendrán un límite en los gastos a partir del 2015, aunque los intentos previos de recortarlos han sido poco fructíferos.
“Es un hecho que los equipos están bajo presión financiera”, dijo el presidente ejecutivo de Marussia, Graeme Lowdon, cuyo equipo tiene uno de los presupuestos más bajos de la parrilla de salida, con unos 65 millones de libras esterlinas (US$ 106 millones).
“Existe una gran disparidad en la distribución de dinero y los controles sobre los costos no parecen tan eficaces como pudieran ser. No es bueno para el deporte y no es bueno para los aficionados. Sin ellos, no hay modelo comercial”, agregó.