(Bloomberg) El boom del fútbol en China no podría haber llegado en un mejor momento para la FIFA.
Tras las fuertes críticas de los principales patrocinadores estadounidenses y europeos, la FIFA encontró nuevos amigos —y apoyo financiero— en China. Destacados líderes empresariales, ansiosos por participar en la campaña nacional del presidente Xi Jinping para transformar a China en una potencia futbolística, aceptaron al organismo regulador del deporte, sin inmutarse ante la crisis que la semana pasada seguía revelando nuevos casos de corrupción y negocios internos.
Desde la primera ola de arrestos ligados al fútbol, hecha hace más de un año, la FIFA sumó a solo dos patrocinadores de máximo nivel, en ambos casos empresas chinas. Una unidad de Alibaba Group se transformó en la patrocinadora del título del Mundial de Clubes en diciembre de 2015. Tres meses más tarde, Dalian Wanda Group Co. se transformó en auspiciante de la FIFA en su máximo nivel, al pagar US$150 millones por ciclo de cuatro años para poner su nombre junto al de Coca-Cola Co. y Adidas AG en el Mundial.
FIFA todavía quiere sumar un par de socios de nueve cifras y su director de marketing, Thierry Weil, dijo que esos también podrían ser compañías asiáticas, posiblemente a fines del verano boreal. Cuatro auspicios para el Mundial, que cuestan menos, también están disponibles.
El departamento de Weil no pudo hacer mucho después que las acusaciones e investigaciones contra varios de los máximos líderes de la FIFA llevaron a la organización al borde del colapso. Mientras tanto, la campaña para reemplazar al presidente sustituido Sepp Blatter continuó con el histrionismo de una telenovela.
“Fue un año bastante extraño para nosotros”, dijo Weil. “Habría sido muy difícil seguir para cualquier empresa. Así que congelamos ciertas discusiones y detuvimos otras”.
Exigencias
Mientras tanto, los auspiciantes occidentales de la FIFA, encabezados por Coca-Cola y Adidas, exigieron enfáticamente y en público cambios en los procesos de dirección y gobierno del fútbol mundial. En diciembre, los socios corporativos publicaron cartas abiertas a la organización y poco después se presentaron en el Parlamento británico, donde se los interrogó por su propia complicidad en el desastre de la FIFA.
“Es un desafío mayor para las empresas con sede en los mercados occidentales tradicionales, donde la atención de los medios y las expectativas y valores del público son muy diferentes a los de otros lugares”, dijo Nathan Homer, director de patrocinios globales de Barclays Plc.
Entre esos “otros lugares” está China. Tras la orden del presidente Xi, se realizó una avalancha de gastos en el deporte tanto en el país como en el exterior. Por ejemplo, en el último año el minorista chino Suning Holdings Group Co. compró los derechos de retransmisión de los partidos de La Liga en China, pagó un pase récord de 50 millones de euros para traer al mediocampista estrella brasileño Alex Teixeira al Jiangsu Suning Football Club y el lunes anunció que compraría el 70 por ciento del club italiano Inter Milán.
En marzo, FIFA y Wanda usaron una conferencia de prensa discreta en la sede central de vidrio y acero del organismo futbolístico en Zúrich para anunciar el patrocinio. No participó nadie de Wanda, aunque su fundador, Wang Jianlin, estaba en el lugar.
Weil dijo que el auspicio era fundamental tanto por su valor simbólico como por sus ingresos. “Es un acuerdo importante, la primera empresa dispuesta a salir y decir que ahora se va a asociar a la FIFA tras la crisis”, dijo él.