(Bloomberg) Si la primera ministra Theresa May se sale con la suya con el tema de la inmigración, Victor Millar dice que simplemente abandonará Londres.
El consultor de análisis de cartera mexicano de 31 años de edad es uno de los muchos extranjeros en la City que está recuperándose de la propuesta del gobierno de forzar a las compañías a revelar cuántos empleados no británicos contratan, como una manera de darles preferencia a los nativos.
“Si las cosas empeoran como consecuencia de que el Parlamento apruebe algunas políticas anti inmigrantes, definitivamente consideraría un empleo en Estados Unidos u otro lugar”, dijo Villar, quien ha vivido en la capital por dos años y medio.
El plan de May es “como pegarse uno mismo un tiro en el pie porque mucha gente que viene a trabajar son empleados calificados con títulos académicos”.
La secretaria de Interior, Amber Rudd, propuso esta semana castigar a los bancos y a los arrendadores que no realicen controles de los extranjeros con quienes hacen negocios.
Esto es parte de la estrategia del gobierno para hacer frente a la preocupación pública sobre el tema migratorio, el cual fue puesto al descubierto con la votación para abandonar el Reino Unido.
Recuerdo nazi
Una encuesta de YouGov que se aplicó a 5,875 adultos el miércoles encontró que 59% de la gente apoya esas políticas, lo que muestra que Rudd y May están en sintonía con los votantes.
Eso sirve de poco consuelo para el sector de londinenses nacidos en el extranjero, muchos de ellos ya convertidos en ciudadanos naturalizados. Para algunos, hay un paralelismo con la Alemania previa a la Segunda Guerra Mundial.
“No puedo dejar de hacer referencia a la década de 1930 y principios de 1940”, dice Paula Levitan, una abogada norteamericana en Bryan Cave que ha vivido en Londres por 16 años y ha adquirido el pasaporte de Reino Unido. “¿Tendremos que empezar a portar insignias en el brazo?”.
Youssef Laouiti, un banquero de 26 años que nació y creció en el Reino Unido de padres franceses, hace eco de ese sentimiento. “Todo es un poco ridículo: comienza con listas de nombres y termina enviando a gente a los campos. Es extremo, pero mucha gente va a confrontarlo, así que no estoy asustado” de que se convierta en ley.
Tormenta en Twitter
El paralelismo nazi se hizo viral en las redes sociales después de que el locutor de LBC radio, James O´Brien, leyó algunos pasajes de la autobiografía de Adolf Hitler que tuvieron eco en las propuestas del Ministerio de Interior. Esto tocó un nervio sensible, haciendo evidente cómo las emociones han sido trastocadas.
“Si vas a crear una línea visible de distinción entre la gente que nació aquí y la gente que solo está aquí trabajando, estás evocando el capítulo número dos de ’Mein Kampf’. Son tiempos extraños, dijo O´Brien.
Desde el Brexit hasta el ascenso de Donald Trump, el populismo presente en las democracias de Occidente está amenazando con acabar con el orden político de la posguerra y dar paso a un nuevo tipo de liderazgo dispuesto a acabar con la inmigración y regresar a las políticas aislacionistas.
Las dificultades económicas han tornado a los votantes en contra de las ideologías de fronteras abiertas, acuerdos de libre comercio y aquellas que proponen una mayor integración que reduzca la desigualdad de ingresos y generen un bienestar mayor.
El canciller de Hacienda del Reino Unido, Philip Hammond, declaró a Bloomberg Television que el voto Brexit fue una llamada para imponer un control más firme sobre el tema de la inmigración.
Retractarse
Después de desatar la polémica, Rudd retractó algunos de sus comentarios haciendo énfasis en que la creación de una lista de trabajadores extranjeros es solo una propuesta que será parte de una revisión de las regulaciones migratorias más amplia. Su oficina dijo que se tomó como modelo la práctica de Estados Unidos.
Sin embargo, queda claro que la primera ministra ha interpretado el resultado del 52% del referéndum como un mensaje anti inmigratorio que le da la autoridad de tomar medidas estrictas para reducir el número de personas que entran al Reino Unido.
May tiene como,objetivo reducir la inmigración anual a menos de 100.000 de los más de 300,000 que llegan actualmente.
Como ciudad internacional, Londres votó de manera abrumadora para permanecer en la Unión Europea, quedando la capital en desacuerdo con el resto del país.
Alrededor del 37% de sus residentes no nacieron en el Reino Unido, comparado con el 13% a nivel nacional. Si bien la City atrae a banqueros de todas partes del mundo, hay muchos otros extranjeros empleados en diferentes sectores que están en estado de shock.
Conductor afgano
“Todos somos humanos y si mi compañía hace eso, sería una decisión racista”, consideró Ziaurehman Yaqubi, un repartidor de comida de Afganistán.
Allyson Stewart-Allen, la jefa ejecutiva de International Marketing Partners Ltd. nacida en Estados Unidos, dijo que se había quedado “boquiabierta” por la retórica que la dejó sintiéndose “no bienvenida y perpleja”.
Otros tienen la esperanza de que las palabras de May no se traduzcan en acciones. Raphael Seksik, de 21 años de edad, que viajó desde Francia para asistir a algunas entrevistas para prácticas en bancos de Londres, dijo que no creía que las medidas llegaran a su campo.
“En este sector ellos necesitan habilidades específicas, y son muy internacionales. No pueden tener solo a empleados ingleses en los bancos”, aseguró.