Un expolicía ruso usó 'el truco de la letra pequeña' para engañar a su banco

Dmitri Agárkov introdujo sus propias condiciones de crédito en un contrato de préstamo con una entidad bancaria, que -sin darse cuenta de las ventajas que obtendría el cliente- firmó el documento.

Con la misma moneda. Así le pagó el expolicía ruso Dmitri Agárkov a una entidad financiera cuando redactó ventajosas condiciones de crédito en un contrato de préstamo, el cual fue firmado por la otra parte, que no se percató del ‘truco de la letra pequeña’.

El sujeto habría encontrado un motivo para efectuar esta trampa luego de que el banco lo hiciera atravesar una situación similar años atrás. En 2008, Agárkov recibió por correo una propuesta de crédito de la entidad Sistemas Crediticios de Tinkoff (SCT) con un contrato adjunto. Pero esta vez, el expolicía estaba dispuesto a escribir sus propias condiciones.

Por lo que, después de escanear el impreso, el hombre puso en letras pequeñas sus condiciones de crédito: cambió la tasa de interés al 0%, canceló la comisión por concesión del crédito y escribió una cláusula que lo liberaba del pago de cualquier tipo de comisiones. Eso no es todo. Se encargó de que el banco se comprometiera con el pago US$ 100.000, si incumplía o modificaba el contrato tras la firma.

Cada una de las partes firmó el documento, pues los empleados del banco no se detuvieron a leer las letras pequeñas del acuerdo. Meses más tarde, dado a que el banco no recibía los pagos mensuales correspondientes, notificó a Agárkov sobre las sanciones que podría recibir. Curiosamente, SCT estaba exigiendo unos términos no estipulados.

En total, la entidad bancaria transgredió en ocho oportunidades las condiciones del documento y el ahora considerado “héroe popular” por la prensa rusa presentó una demanda por US$ 800.000 a causa de estos incumplimientos.

Según numerosos juristas, lo único que hizo este cliente fue hacerle otra propuesta al banco, la cual fue aceptada por el mismo, pues no se trataría de un caso de fraude, como afirmó -en un inicio- el fundador de la entidad en cuestión, Oleg Tinkoff.

Finalmente, ante el juzgado pertinente, el banco y el cliente llegaron a un acuerdo. Ambas partes decidieron anular las reclamaciones mutuas. “Hemos decidido terminar (el conflicto) por las buenas”, anunció Oliver Hughes, director general del SCT.

Contrariamente a lo que podría suponerse, SCT no rompió la relación con Dmitri Agárkov, pues le obsequió una tarjeta de débito. Y es que, tal como explicó Hughes, el expolicía “no siempre se lleva bien con las tarjetas de crédito”.

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