El escándalo de la FIFA expone a un traficante de influencias con una fortuna basada en el fútbol

El poder de José Hawilla en el fútbol brasileño parece insuperable. O Globo, el diario más importante de Río de Janeiro, lo apodó el “dueño del fútbol brasileño”.

Durante décadas, embolsó ganancias a través de su firma de comercialización Traffic Group, actuando como intermediario de los contratos de transmisión de los mayores torneos de América Latina y acuerdos de patrocinio entre la selección nacional de Brasil y compañías como Nike Inc. y Coca-Cola Co. También se quedó con una tajada de los ingresos que ganaban los jugadores jóvenes que él preparaba en Brasil e iban a jugar a Europa, y poseía equipos de fútbol en tres continentes.

“No es un secreto que la compra y venta de derechos de transmisión de los torneos es donde la mayor parte del dinero cambia de manos”, dijo Davi Bertoncello, presidente de Hello Group, que se dedica a la inteligencia de la investigación de mercado y a la comercialización deportiva. “Hawilla era el dueño de la compañía que tenía los derechos de transmisión de los torneos más grandes, razón por la cual era una de las personalidades más importantes del deporte”.

Ahora, Hawilla, de 71 años, es el personaje principal del escándalo de la FIFA en el cual están involucrados catorce altos funcionarios y ejecutivos del fútbol mundial. A los fiscales estadounidenses les dio detalles de cómo manejó más de US$100 millones en sobornos para asegurarse derechos comerciales, y acordó con ellos devolver US$151 millones. También tendrá que vender Traffic, de acuerdo con los documentos judiciales.

Superar a Pelé
Hawilla, hijo de los dueños de una planta láctea del estado de Sao Paulo, inició su imperio con treinta carritos de perros calientes. Organizó ese negocio tras ser suspendido de su empleo de periodista deportivo de la cadena brasileña TV Globo.

En 1980, compró Traffic, compañía que vendía publicidad en paradas de ómnibus. Siete años después, consiguió un contrato de comercialización de derechos de televisión y patrocinio para una de las competencias futbolísticas internacionales importantes, Copa América, actuando de intermediario con la asociación que maneja a la selección nacional de fútbol de Brasil.

Su poder en el fútbol incluso superó al de Pelé, tricampeón brasileño de la Copa del Mundo, que perdió un contrato de transmisión de un torneo brasileño en la década de 1990 ante Traffic.

En la última etapa de su carrera, Hawilla se convirtió en una fuente de información de los fiscales en su investigación. Llevó micrófonos ocultos durante una reunión que tuvo lugar en Miami en mayo, en la que presuntamente se acordaron sobornos para la Copa América de este año en Chile, muestran los documentos judiciales.

Los abogados de Hawilla en los Estados Unidos y Brasil no respondieron los pedidos de declaraciones efectuados por teléfono y correo electrónico. Su abogado brasileño José Luis Oliveira Lima ha dicho que Hawilla sigue en libertad en los EE.UU. después de declararse culpable y está colaborando con la investigación.

Investigación de 2001
Hawilla convirtió sus comisiones por los acuerdos de patrocinio y transmisión en sobornos para funcionarios futbolísticos de Brasil y otros países, les contó a los investigadores en la confesión anunciada la semana pasada por el Departamento de Justicia de los EE.UU. Fue uno de los cuatro procesados en la acusación de 47 cargos dada a conocer el 27 de mayo contra nueve funcionarios y cinco ejecutivos por actividades ilegales, fraude electrónico y conspiración para lavar dinero, entre otros delitos.

La investigación llega luego de que en Brasil creciera el descontento por la corrupción que rodeó a la Copa del Mundo 2014. La indignación por el uso de dinero público para los estadios de la Copa del Mundo desató en 2013 las mayores protestas callejeras de Brasil en dos décadas. La investigación de un escándalo de sobornos en la compañía petrolera estatal Petrobras –en el que estaban involucradas las empresas que construyeron los estadios de la Copa del Mundo- mantiene la presión sobre la presidenta Dilma Rousseff con protestas y pedidos de juicio político.

La acusación de los fiscales estadounidenses no fue la primera vez que las autoridades pusieron la mira en Hawilla. En 2001, fue citado para ser interrogado en Brasil durante una investigación del Congreso sobre el organismo que supervisaba a la selección nacional, el CBF. La investigación no condujo a ningún cargo.

Durante el interrogatorio, se supo que su compañía tenía ingresos anuales de US$262 millones en ese momento y que Hawilla había negociado una tajada de 20 por ciento del contrato de la selección brasileña con Coca-Cola en 1994 y una comisión de 5 por ciento por el acuerdo de patrocinio de US$369 millones del equipo con Nike en 1996. Hawilla pagó la mitad del dinero que ganó por un patrocinio de ropa deportiva de 1996 a un funcionario del CBF cuyo nombre no se ha dado a conocer, de acuerdo con los documentos judiciales. Coca-Cola y Nike no están mencionadas en la acusación. Los portavoces de las compañías no respondieron en forma inmediata los pedidos de comentarios.

Cuando los legisladores le preguntaron en 2001 cómo ganaba dinero mientras la selección nacional de Brasil tenía problemas financieros, dijo que sus negocios en Brasil no eran tan redituables: el 98 por ciento de sus ingresos provenía de otros países.

Canales de TV
“No somos ricos y tampoco lo es nuestra compañía”, declaró Hawilla en aquel momento. “El contrato con CBF era muy importante para nuestra compañía en el plano internacional. Si bien económicamente no era un contrato tan bueno, era muy importante para nosotros desde el punto de vista institucional, porque el fútbol brasileño, como todos sabemos, es famoso en el mundo”.

Un portavoz de CBF no respondió en forma inmediata un pedido de declaraciones.

Teniendo en cuenta los ingresos estimados de Traffic, sus intereses en propiedades inmuebles y su posición en efectivo, Hawilla puede haber tenido una fortuna de miles de millones en el momento de su apogeo… al menos en reales brasileños. El Departamento de Justicia puede ir por sus otros activos si Hawilla no puede vender Traffic por el precio pedido de US$126,7 millones, de acuerdo con los documentos judiciales.

En Sao José do Rio Preto, su ciudad natal, la familia de Hawilla es dueña del desarrollo inmobiliario Georgina Park y del desarrollo residencial Quinta do Golfe, cada uno valuado en cientos de millones de reales, según los medios locales. Su hijo Rafael, director de la firma desarrolladora de Georgina Park, no respondió un pedido telefónico de comentarios.

Hawilla también es dueño de TV Tem, una cadena de canales de TV de Sao Paulo asociados a Globo, el holding de medios de la familia multimillonaria Marinho.

Talento joven
En 2005, Hawilla comenzó un nuevo emprendimiento, Desportivo Brasil, que prepara a jóvenes talentos para los clubes profesionales de Brasil y el extranjero, en tanto Traffic se quedaba con una parte de su futura remuneración. Conforme a su acuerdo con los fiscales estadounidenses, Hawilla tendrá que vender Desportivo Brasil junto con Traffic.

No todo está perdido. Si puede vender Traffic por más del precio pedido de US$126,7 millones, el Departamento de Justicia le permitirá conservar el 25 por ciento del monto que supere ese valor.

El dueño del fútbol brasileño siempre recibe su parte.

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