Un poblador de la ciudad de Sao Paulo puede perder de tres a cuatro horas diarias en el tráfico de esa ciudad brasileña de 11 millones de habitantes y donde se movilizan diariamente 7.5 millones de vehículos, precisa un informe del diario español El País sobre las soluciones que se están ensayando frente al problema.
La situación es tan difícil, que en junio del año pasado fue el detonante de las violentas protestas que se iniciaron en Sao Paulo y en pocos días se extendieron por cientos de ciudades brasileñas, motivando a que la presidenta Dilma Rouseff anunciara que su gobierno invertirá unos US$ 2,454 millones en proyectos para expandir las redes del metro y el tren urbano de Sao Paulo.
No obstante, las mejoras en movilidad prometidas para la Copa Mundial de este año se han retrasado, y tendrán un subrecosto de 54 millones de reales (US$23 millones).
Sin embargo, El País anota que existen buenas noticias: dos experimentos piloto muestran que este déficit de infraestructura puede ser compensado, al menos en parte, con creatividad y tecnología.
Uno busca que los paulistas usen menos el coche y más el transporte público; el otro pretende mejorar la calidad de ese transporte a través de -valga la redundancia- aplicaciones móviles, dice el diario.
Así, diez empresas medianas, con un total de 1,500 empleados, ofrecieron a su personal la posibilidad de tener horarios flexibles o trabajar desde casa, y proveen subsidios a quienes usen transporte público, vehículos fletados o bicicletas.
Con esta iniciativa, el porcentaje de trabajadores que conducen pasó del 53% al 50%. El uso del transporte público, a su vez, aumentó del 29% al 31%. También el uso de vehículos fletados (colectivos) aumentó del 6% al 10%.
“El cambio puede parecer pequeño, pero es sintomático, teniendo en cuenta que la participación es voluntaria. Cuando nos fijamos en los números de las empresas en forma individual, uno se da cuenta de que hay mejores resultados cuando la dirección de la empresa se involucra”, dijo a El País la experta en política pública Andréa Leal, consultora del proyecto en el Banco Mundial.
Cadê o Ônibus? (¿Dónde está el autobús?) es parte del esfuerzo por mejorar la calidad del transporte masivo, dándole más control al usuario. La aplicación fue seleccionada como ganadora de un grupo de 15 applicacioness finalistas en un concurso público. La ‘app’ alerta a los usuarios sobre la cantidad de pasajeros que viajan en una determinada unidad, además de otros problemas en tiempo real, como por ejemplo el tráfico y los horarios de llegadas de los buses a la parada.
“Con estas y otras características, las aplicaciones ayudan a dar más transparencia y mejorar la calidad de un servicio que se convirtió en el detonante de las protestas del año pasado”, explica el mexicano Diego Canales, especialista en transporte del Banco Mundial y jurado del concurso.
En las grandes urbes de América Latina un conductor puede perder diariamente el equivalente a dos horas de su salario en ir y volver al trabajo. Por eso, los especialistas esperan que estas iniciativas de Sao Paulo sirvan de inspiración y ejemplo a otras ciudades con problemas similares.