Eduardo Velasco aterrizó en el rubro publicitario y de medios casi de casualidad. Con una formación en Administración, se inició en J. Walter Thompson cuando los staffs de las agencias no solían ser multidisciplinarios. De pronto, aquel trainee terminó por convertirse en el punto de partida de una extensa trayectoria en centrales de medios. El hoy country manager de Carat en el Perú se declara un líder inclusivo, con vocación para el coaching.
¿Qué entorno suele ser propicio en la toma de decisiones?
Uno de los problemas que tienen las compañías con operaciones en muchos países es que son tan grandes que se vuelven un poco más lentas, y se les hace más difícil avanzar en ciertas acciones. Si la empresa no integra agencias enormes, se percibe más agilidad y se hace más viable integrar distintos assets.
¿Cómo se definiría como líder?
Creo en el liderazgo colaborativo, que genera visión, que es inclusivo y, por ende, facilita que las personas participen y sepan a dónde van. Eso me ha ayudado a integrar sobre todo a los millennials, a quienes he analizado porque antes no los comprendía.
¿A qué conclusiones llegó?
Los millennials no trabajan solo porque les pagues más, sino porque se sienten identificados con la visión que les das, y quieren ser parte.
¿De qué manera se garantiza el balance entre lo profesional y personal?
Hoy muchas de nuestras actividades tienen que ver con temas automatizados, entonces lo que más se necesita de las personas son sus ideas, propuestas, su criterio. Por eso se hace preciso alimentar nuestro cerebro y hacerlo también fuera de trabajo.
¿Bajo ese punto de vista, se hace más sencillo encontrar momentos de distensión?
Ahora ya no interesa tanto que el colaborador se quede hasta tarde en oficina, prefiero que vaya al cine, al teatro o con sus amigos. Eso le proporciona esa experiencia que finalmente comienza a aplicar, definitivamente yo lo hago.
¿Qué actividades prefiere hacer en sus momentos libres?
Me gusta leer sobre tendencias de negocios, así como libros de autoayuda pues contribuyen a que pueda entender a los demás. El teatro es otra opción. Al igual que la música.
¿A nivel de la agencia, cómo maneja el error?
Lo primero que hago es escuchar, siempre pido que me cuenten toda la historia para evaluar cómo solucionarlo: si se omite un dato, puede que salga a la luz después y complique aún más la situación. La idea es entender el error en su integridad, definir la solución e implementarla. Ya después procuro entender por qué se dio, si es un tema de procesos, documentación o de la persona.
¿Cómo actúa en caso haya sido el descuido de alguien?
Siempre lo trato de tomar de manera constructiva, uno no está libre de cometer errores, lo importante es resolverlos, no soy temperamental, es raro que pierda la paciencia, pero si veo que la persona reincide, entonces lo interpreto como falta de interés.
¿Hay afrontamiento directo?
Sí, trato de entender qué pasa detrás. Desde mi experiencia, cuando abordas a la persona cambia… Muchos dicen que soy paternalista, pero no es así, solo trato de entender a los demás, conectar.
¿Qué suele encontrar?
Que algunos colaboradores culpan al trabajo de sus problemas, pero pasa que no saben exactamente qué es lo que quieren. Sucede con los jóvenes, pero en esos años tienes para probar mucho, no tiene sentido entornillarse en una compañía donde no estás conectado.
¿De lo contrario?
De lo contrario esa persona va a estar de un lado a otro, se va a sentir ineficiente, que no está cumpliendo con lo que realmente quiere… Siempre trato de conectar. En algún momento de mi vida me gustaría estudiar coaching.
¿Las habilidades blandas son cada vez más requeridas?
Mucho a nivel de dirección. He conocido personas hábiles e inteligentes, pero sin habilidades para liderar o hacer engagement y terminan trabajando solas o con pocos dado a que no pueden encabezar un equipo.