Hace tres décadas, cuando las mujeres en Chile vivían en promedio 74 años y los hombres 67 años, se casaban a los 24 y 27 años, respectivamente.
El matrimonio era un paso que se daba generalmente después de terminar los estudios universitarios y la convivencia era una modalidad que solo se imponía tímidamente.
Hoy el escenario es muy diferente, según un artículo publicado por La Tercera. Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Chile muestran que la edad media de los contrayentes al momento de casarse en el país es de 35.39 años para los hombres y de 32.65 años las mujeres. Se trata de la cifra más alta desde que hay registros.
Matrimonios más tardíos y en menor número. Lo revela la caída en la tasa bruta de nupcialidad, que pasó de ocho matrimonios por cada mil habitantes en 1980 (7.7) a menos de cuatro en el 2011 (3.8).
¿Qué ocurrió? Herminia Gonzálvez, directora del Centro de Investigaciones Socioculturales (CISOC) de la U. Alberto Hurtado, señala que uno de los factores que influyó en el aumento de la edad promedio de los jóvenes solteros y solteras para casarse, es que cada vez se demoran más en conseguir un puesto de trabajo estable.
Al trabajar ya tienen la autonomía suficiente para construir un proyecto de pareja y familia independiente al de sus familias de origen. “La vida prelaboral en los jóvenes es cada vez más larga y eso tiene consecuencias para el matrimonio, y también, la descendencia”, señala.
Además, dice Gonzálvez, “la vivienda se ha encarecido, lo que hace que la posibilidad de acceder a una casa o departamento se posponga, y el proyecto del matrimonio también”.