La melomanía siempre ha formado parte de la vida de Igor Carrillo: su mamá canta, cuando era pequeño aprendió a tocar instrumentos musicales de forma empírica y desde hace más de veinte años es DJ.
Aprendió a manejar mezcladoras cuando era adolescente. Entonces, apoyaba a su hermano en la organización de eventos, donde conoció a DJ experimentados que le enseñaron cómo tocar.
En aquella época aún estudiaba Diseño Gráfico, pero la música terminó atrapándolo y optó por dedicar todo su tiempo a ella.
Hoy, el 90% de los fines de semana toca en matrimonios y el 10% restante en eventos corporativos. Y las horas de su trabajo dependen de la energía de los novios y la de sus invitados.
“Generalmente toco entre seis y siete horas en los matrimonios que se realizan de noche, y unas 10 cuando es de día. La boda más larga en la que me tocó trabajar fue una en Piura: empezó a las 7 p.m. y terminó a las 9 a.m.”.
Y, quizá, la boda más masiva en la que laboró fue la de Magaly Medina, donde desempeñó sus fusiones durante unas siete horas.
Buena proyección
Carrillo tiene copada al 80% su agenda del 2017. Así, si una pareja de novios quiere que él toque en su boda, debe separar la fecha con un año de anticipación.
“Abril y mayo serán los meses más fuertes. La mayoría de las novias se quiere casar cuando acaba el verano”.
Y la tarifa de Igor varía según el evento y la cantidad de invitados. El promedio es de US$ 2,500 por noche.
Detrás de las fiestas
Para ser DJ hace falta más que dominar la mezcladora y conocer la música: también se requiere de empatía, de acuerdo a Carrillo.
“Se debe conversar con la pareja de novios y, según su edad y perfil, hacer una selección de los temas para la fiesta. Además, les pido una lista de 20 canciones infaltables para ellos”.
Y ya en la fiesta, a Igor le gusta analizar a los invitados. De acuerdo a su estado de ánimo, toca cierto tipo de canciones. Pero al terminar su trabajo, se desconecta de todo con un momento de silencio, música de Ricardo Arjona o trova.