Sus seguidores lo consideran perspicaz, audaz y motivador; sus detractores, arrogante y despiadado. Su ambigua imagen, sin embargo, no impide que ambos bandos concuerden en que José Mourinho es uno de los mejores técnicos de la historia: suma más de 15 títulos en cuatro grandes equipos de Europa.

No obstante, en Chelsea, su último club, no le fue bien. Lo despidieron en diciembre del 2015 dejando a los azulados en el decimosexto lugar de la Premier League, sin opciones de revalidar el título.

Pese a ello, el Manchester United lo tenía en la mira. Y tras largas negociaciones, el último viernes firmaron un contrato por tres años por más de US$ 17 millones anuales y bonos superiores a los US$ 11 millones, si clasifica a la Champions League y consigue el título en Inglaterra (en tanto, Josep Guardio la firmó contrato con el Manchester City por más de US$ 27 millones anuales).

Esta era la oportunidad perfecta del equipo de los diablos rojos para consolidar a sus seguidores con la potente imagen de un técnico con trayectoria y así ganar mayo res auspiciadores. El problema es que, desde el 2005, el Chelsea cuenta con el derecho de imagen del técnico luso, cuyo trato recién expirará en el 2025, según la prensa inglesa.

Por ello, el Manchester United está inhabilitado de comercializar productos como prendas de vestir, relojes y hasta talcos, con el rostro o el nombre del entrenador.

Entonces, ¿cuál es la solución? Existen tres opciones: que el United no mencione a Mourinho en los próximos nueve años, que el United pague una licencia para usar la imagen del entrenador en ciertos productos (el diario Times asegura que la cifra superaría los siete dígitos), o que la discusión vaya a tribunales, según la firma británica Mills & Reeve.

*Problema añadido *
Mourinho y el Manchester United tienen otro conflicto de intereses: el portugués representa a marcas que compiten con los patrocinadores de los diablos rojos.

Por ejemplo, ‘Mou’ es imagen de la marca Jaguar, mientras el United tiene contrato con Chevrolet por siete años por nada menos que US$ 520 millones.

Y este problema calza también en el rubro de los relojes. El DT luso es imagen de la empresa suiza de relojes Hublot, en tanto su nuevo club tiene un acuerdo con la marca Bulova.