Mercedes acaba de lanzar al mercado la nueva generación del Clase E Cupé, una berlina grande de 4,82 metros de largo con carrocería deportiva y de dos puertas, con amplio espacio para dos personas detrás de más de 1,8 metros de altura y con un maletero suficiente de 425 litros en el que caben cuatro maletas pequeñas y cuatro mochilas, el equipaje de los cuatro ocupantes.

Ahora bien, estos modelos, como el Ford Mustang, el Bentley Continental GT, el Maserati Gran Cabrio, el BMW Serie 6 o, incluso, el más pequeño Audi A5 son vehículos para los todavía amantes de la conducción y de los coches deportivos. Y son coches exclusivos, ya que sus elevadas potencias según las versiones y su nivel de equipamiento hacen que sus precios partan de más de 70.000 euros y lleguen a superar los 200.000 euros.

Sin embargo, el camino hacia el coche autónomo y el cambio de tendencia de la propiedad del vehículo hacia el pago por uso va a hacer que los hábitos de los ciudadanos cambien y se decanten más por vehículos más prácticos; amén que los fabricantes dejarán de lado estos vehículos por ser menos rentables, lo que no implica que sean menos deseados.

Ese cambio de tendencia hacia la practicidad ha desembocado en nuevos modelos como el BMW Serie 6 Grand Coupé, una berlina deportiva, pero con cuatro plazas; el propio Mercedes Benz CLS, o el Audi A5, denominado Sportback en su carrocería de cinco puertas.

Estos últimos ofrecen una silueta deportiva, que atrae las miradas y hace que su conductor (o propietario) vea elevado su estatus; no en vano, el coche en estos casos es sinónimo de nivel. Y ante la llegada, según los expertos inevitable, del vehículo autónomo, tener en el garaje un deportivo de estas características será una ‘rara avis’ y, porqué no, un valor refugio para sus inversiones.