Los barcos de cruceros son muy contaminantes para el aire, así lo denunciaron la ONG France Nature Environnement (FNE) y la Sociedad Alemana para la Conservación de la Naturaleza (NABU). Es que sus potentes motores funcionan de manera continua, incluso durante las escalas.
“Llega toda una ciudad”, explicó Adrien Brunetti de la organización FNE, mostrando el buque de la Royal Caribbean “Allure of the Seas”, en escala en el puerto de Marsella (sur de Francia). Este navío, el crucero más grande del mundo, tiene una capacidad de 5,230 pasajeros y emplea una tripulación de 2,300 personas.
Con un pequeño detector de partículas en la mano, el doctor Axel Friedrich, consultor para la ONG alemana NABU -socia de FNE-, explicó que este buque produce 80 megavatios para la energía a bordo y 60 para la propulsión quemando diésel, lo que comporta el vertido de óxidos de azufre y de nitrógeno, así como de finas partículas. De ahí la contaminación del mar, al acercarse a las costas y a los estacionamientos.
Pero es sobre todo el tipo de carburante utilizado lo que exaspera a los defensores del medio ambiente, como el fuel pesado, barato, muy cargado de azufre y que contamina “hasta 3,500 veces más que los autos”.
En el Mediterráneo, al contrario que en Europa del Norte, ninguna legislación impone la utilización de un carburante menos contaminante. La única obligación es la de usar carburante con un 0.1% de azufre en los puertos. “Pero no hay controles”, constató Friedrich.
Cánceres y crisis cardíacas
En el puerto de Marsella, la FNE y NABU midieron una contaminación “de fondo”, en ausencia del buque, de 3 mil partículas finas, explicó Friedrich. Cuando el buque hace escala, este índice alcanza hasta 6 mil, en función del viento, señaló.
Cédric Rivoire, director general de France de la Clia, una organización que reagrupa los cruceros, contestó que la mayoría de los nuevos buques, entre ellos “Allure of the Seas”, ahora están equipados de “scrubbers”, sistemas de lavado de humos que reducen en un 90% las emisiones de óxido de nitrógeno y de azufre, y las micropartículas superiores a 100 nanómetros. “Para las partículas más finas, no existe tecnología”, según él.
Estos “scrubbers” permiten así navegar por todas partes con fuel pesado, incluso en zonas de emisiones controladas (definidas por la Organización Marítima Internacional), como en el Báltico y el mar del Norte.
Sin embargo, esto requiere importantes inversiones para los puertos.
Para luchar contra la contaminación, origen de la aparición de cánceres y crisis cardíacas, la FNE y NABU piden a los armadores que utilicen un diesel menos cargado de azufre y la instalación de filtros de partículas en los navíos.
Las ONG recomiendan la generalización de reducciones de tasas portuarias y derechos de paso para los barcos más limpios, al ejemplo de Singapur.
El Observador de Uruguay
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)