La empresa Vivos remodeló un gigantesco bunker, construido por la ex URSS durante la Guerra Fría en Alemania, en caso de que “llegue del fin del mundo”.
El búnker está destinado a los más ricos del planeta, el cual cuenta con todo tipo de lujos como piscinas, bodegas de vino, salas de juego, colegios y hasta una prisión.
Todo ello además de asegurar, por supuesto, la protección contra grandes desastres como el lanzamiento de bombas atómicas, ataques terroristas, tsunamis y terremotos, según recoge el diario El Mercurio.
La remodelación del gran complejo se estima que costó US$ 1,000 millones, según la revista Forbes. El recinto posee un subterráneo de 21,108 metros cuadrados y 4,079 metros cuadrados al aire libre.
En total tiene más de cinco kilómetros de túneles a los que accede a través de tres entradas, cada una de ellas se incluye una puerta de acero endurecido y otra que cierra herméticamente.