(Bloomberg) Hace unos años, un peculiar accesorio de la moda apareció en los hombros de celebridades en la semana de la moda de Londres: bufandas grandes, bultosas y peludas de colores intensos. La estrella del estilo Olivia Palermo fue una de las primeras en ponerse la llamativa prenda y, para ese invierno, también la lució la cantante Rita Ora. Luego, Vogue tomó nota de esta nueva línea descontracturada llamada Charlotte Simone.
Charlotte Beecham (Simone es su segundo nombre) recuerda su sorpresa la primera vez que vio sus creaciones en los hombros de una celebridad. Desde entonces, se ganó la preferencia de docenas de celebridades influyentes, como Gigi, y Bella Hadid, Sienna Miller y Millie Mackintosh.
“Es tan genial”, dijo Beecham. “Quizás saben que la marca es de una joven y de alguna manera parezco alguien con quien se pueden identificar”.
La diseñadora de 27 años, quien lanzó su negocio cuatro años atrás, hoy se encuentra al frente de un incipiente y muy redituable imperio de la bufanda. Los ingresos son multimillonarios y las ventas crecieron un 40% el año pasado, según Beecham. Harrods, Harvey Nichols, Nordstrom, Bloomingdale’s, Neiman Marcus y Bergdorf Goodman venden sus bufandas; sus mayores mercados se encuentran en el Reino Unido y Japón, pero, a través de esos minoristas, Beecham hoy tiene puestos los ojos en Estados Unidos.
Su mayor éxito es la popsicle: una bufanda atrevida, peluda, con un color fuerte en un extremo. La mayoría de sus creaciones son vivaces y alegres, menos serias que las que normalmente se ven en las estrellas que se sientan en primera fila en los desfiles de moda. Muchos de sus diseños tienen toques de color distintivos: rosado goma de mascar o azul caramelo. Los precios van de £175 (US$218) en el caso de las bufandas de lana sintética a £450, las de piel de zorro.
Un 40% de las ventas online provenientes de su propio sitio web son impulsadas por su cuenta en Instagram.
El crecimiento de Charlotte Simone comenzó en 2012, cuando Beecham fue con una amiga que había estudiado diseño de modas en la Escuela de Diseño de Modas Parsons a hablar con modistas del distrito de la confección en Manhattan. Beecham no sabía lo que estaba haciendo, nunca había estudiado nada relacionado con la moda, se había especializado en inglés y en arte en la Universidad de Nueva York y quería ser periodista. No importó. Al poco tiempo estaba recorriendo negocios minoristas con una bolsa repleta de bufandas, con la esperanza de que alguno de ellos mostrara interés. Finalmente, acorraló a un comprador de Neiman Marcus y logró su primer pedido importante. “Entonces fue cuando supe que tenía un pie adentro”.
Sí, las bufandas son peludas, pero no todas son de piel real. Charlotte Simone vende versiones de piel real y de imitación para captar distintos públicos femeninos. Además, permite que la marca se venda a distintos niveles de precios. Beecham constantemente está en busca de novedades en fibras de piel sintética para seguir innovando, y dijo que la industria ha recorrido un largo camino en los últimos años. La piel sintética ya no es un tabú en la moda, agregó.