Ser itamae no es fácil. El cocinero de comida japonesa debe ser disciplinado y paciente, pues al tercer, o cuarto año de práctica, recién aprende por completo los trucos de esta comida. En el país nipón, esta tarea solo la pueden practicar los hombres.
Las mujeres, dicen, tienen las manos muy calientes, por lo que pueden malograr los pescados y los mariscos. De todas formas, en ciertas ciudades japonesas, algunas cocineras se han atrevido a incursionar en el rubro ante
una severa condición: antes de tocar los alimentos, deben sumergir ambas manos
en un bowl con hielo.
Por esta tradición, en Perú, rara vez se observa a una mujer itamae en un restaurante japonés. Sin embargo, Patricia Yamamoto quiso ser la excepción. Sus abuelos nipones le enseñaron a preparar platos de su país cuando era pequeña, y ella se enamoró de sus raíces. Por ello, no dejó que nada frene su carrera, ni siquiera el machismo.
“Los japoneses no toleran ver a una mujer tras la barra de cocina. Por eso, me miraban mal continuamente y me criticaban”, explica.
Valor diferencial
“Hosso” representa cabalmente el tema nikkei. Ciertos espacios remontan a la
temática japonesa y, otros, te transportan a una cebichería. Lo mismo pasa con su carta: ofrecen makis tradicionales, con lagostinos, palta y queso crema; otros fusionados, con ingredientes peruanos (ver pieza), y
cebiches con ingredientes orientales, como el kiuri (pepino nipón).
Y con el tema de la coctelería pasa lo mismo. Patricia y Herbert, su esposo,
quisieron alejarse del clásico sake para ofrecer variados cocteles que atrapen al cliente más horas en el bohemio Barranco.
Por un lado, cuentan con “5 esquinas”, con ron, piña, kión y limón. Y para los que no toman alcohol, ofrecen el “Ansiolítico”, con agua de azahar, piña y limón. Hay para todos los gustos.
Makis
Patricia Yamamoto ha preparado una carta amplia de rolls con productos peruanos, como la quinua y el camote. Además, ofrece cinco presentaciones de cebiche, los cuales promocionará también en las noches.
Paciencia
Patricia Yamamoto reconoce que abrió su restaurante en una época complicada. El verano y la coyuntura electoral podrían frenar sus planes con “Hosso”.
Sin embargo, la itamae y su esposo han puesto un plazo de seis meses para evaluar el movimiento e ingresos del restaurante. De acuerdo a eso armarán otra estrategia.