(La Habana: AFP).- El huracán Matthew dejó una estela de muerte en el Caribe, excepto en Cuba. Pese a los millonarios destrozos, la isla evitó pérdidas humanas gracias a un sistema de prevención sin mayores recursos o tecnología, pero muy efectivo.
Reconocido internacionalmente, el dispositivo cubano contra desastres combina la solidaridad con la organización y disciplina militar.
Los medios que están bajo control del Estado también son activados para informar de manera ininterrumpida durante el paso de un huracán.
Mientras Matthew dejaba casi medio millar de fallecidos en Haití, 17 en Estados Unidos y cuatro en República Dominicana, en Cuba no hubo informes de muertos o heridos. ¿Cómo logró la isla socialista salvar la vida de sus pobladores?
Defensa ¿civil?
“Cuba dispone de protocolos excepcionales, tanto en la preparación como en la implementación. Es una gestión muy organizada, y todas las medidas que se adoptan tienen como prioridad salvar vidas humanas”, explica a la AFP la directora en Cuba del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Laura Melo.
A partir de la experiencia del huracán Flora, que dejó 1,200 muertos en 1963, la Defensa Civil realiza anualmente un ejercicio nacional contra desastres naturales, previo al comienzo de la temporada ciclónica en el Atlántico, que va del 1 de junio al 30 de noviembre.
Punta de lanza de todo el sistema, la Defensa Civil es en realidad un organismo manejado por militares que se apoya en autoridades locales.
En cada uno de los 168 municipios, la Defensa Civil moviliza al ejército, brigadas de voluntarios, responsables del partido único, de los gobiernos provinciales y locales, así como bomberos y socorristas de la Cruz Roja.
“Si usted le pregunta a un cubano qué es la Defensa Civil (…) le dirán: somos nosotros, cada persona va participando en las diferentes etapas de preparación”, subraya Alexis Lorenzo, sicólogo y miembro de la Red Latinoamericana de Psicología en Emergencias y Desastres.
Un sistema piramidal pero integrado, en el que cada quien asume su papel.
“Durante la fase de alerta, visitamos a cada persona y la campaña mediática ayuda mucho”, declara a la AFP Annia Navarro, responsable de la Cruz Roja en Baracoa, una de las ciudades más afectadas por Matthew.
Esta vez Cuba también contó con suerte. Inicialmente el huracán se dirigía a ciudades densamente pobladas, como Guantánamo o Santiago de Cuba, pero a última hora desvió más al este tras su paso por Haití.
Solidaridad
“Este es un país donde las instituciones funcionan. En Cuba hay un verdadero poder de movilización de la estructura social y política, y los cubanos responden bien a ese sistema”, señala un representante de una organización internacional que habló bajo reserva.
“En otros países, los habitantes pueden ser reacios a abandonar sus hogares, sobre todo por temor a los robos, pero aquí la gente lo hace porque confían en el sistema. Eso ayuda mucho”, agrega.
Además, los cubanos, sobre todo los de provincia, son solidarios y mantienen estrechos lazos con vecinos.
“La mayor cantidad de evacuados van a casas de familias y amistades”, subraya Lorenzo. Matthew forzó a la evacuación de más de 1.3 millones de personas en una isla de 11 millones de habitantes.
Recuperación
Fenómenos como Matthew suelen causar daños significativos en viviendas, infraestructura vial, y en las redes de distribución de agua y energía, lo que demanda una atención casi inmediata.
“Y en esto la movilización es también extremadamente rápida, a partir de sistemas muy bien establecidos”, expresa la representante del PMA, que tiene previsto instalar centros temporales de distribución de alimentos.
En las cuatro comunidades más afectadas: Maisí, Baracoa, Imías y San Antonio del Sur, “el trabajo fue intenso y rápido, sobre todo en la limpieza de las calles y la instalación de puntos de venta de alimentos a precios regulados”, detalla Joel Gómez, responsable de la ONG humanitaria Oxfam en la provincia de Guantánamo.
Una semana después del paso de Matthew, la mayoría de vías que conectan con estas comunidades fueron reabiertas, y “el (servicio) de agua ya se comenzó a reponer y se trabaja para hacerla potable”, comenta Gómez, cuya ONG es una de las pocas con representación en la isla.
Sin embargo, lo más complicado es el restablecimiento de la electricidad, sobre todo en Baracoa, donde “el 90% de la red está en el piso”, agrega.
El gobierno cubano jamás apela a la ayuda internacional, pero suele aceptar asistencia de algunos países, del sistema de Naciones Unidas y de algunas ONG’s celosamente seleccionadas.