Una campaña para rescatar a los adictos a las ventanillas de los bancos

Los esfuerzos educativos de un banco y la magia del circo pueden unirse en una estrategia eficaz. Así lo demuestra el nuevo lanzamiento del BBVA.

Es momento de aceptar una de las verdades más evidentes del mundo moderno. Ir al banco es aburrido: largas colas, tiempo perdido y ni hablar de los bloopers.

La fórmula de la ventanilla combina todos los agentes que aseguran un dolor de cabeza o, mínimo, un mal rato.

Hay una paradoja en la banca. Los que más dinero poseen son los que más miedo tienen de usar cajeros, agentes y cualquier medio que implique alejarse de las oficinas. Se trata de los boomers, cuya edad oscila entre los 49 y 67 años. Enfrentarse a una máquina les genera inseguridad.

La operación que más se realiza en las ventanillas del BBVA son los depósitos en cuentas, seguida de los retiros de dinero y el pago de convenios. “La gente se acerca a las ventanillas incluso para preguntar si les han depositado”, revela Luciana Olivares, gerente de publicidad del BBVA.

La campaña más importante del banco, que durará hasta finales del 2014, es educativa. El banco se ha trazado la meta de enseñarle al público a utilizar la Banca Express.

Y para lograr su objetivo, se ha aliado a los personajes de “Caricato”, el más reciente espectáculo de La Tarumba.

“No vamos a hablar de operaciones, sino de actos. Cada uno está explicado por un personaje de La Tarumba. Nuestro gran concepto es que ir al banco no es divertido. Nadie se atreve a decirlo, pero es cierto. Necesitábamos que alguien enseñe las operaciones en modo divertido”.

La estrategia

Enseñar a los usuarios cómo hacer operaciones rápidas no es barato. Al ser de largo aliento, esta campaña cuesta hasta un 40% más que las demás.

Si bien los spots constituyen un 50% del presupuesto, lo digital también cobrará gran importancia a través de un landing page. No bastaba con lanzar un mensaje, también hacía falta hacer más amigable al supuesto monstruo. El banco ha adaptado un 40% de sus cajeros. Lo reciben con tambores y lo despiden con aplausos.

“La campaña sirve a la categoría. Yo no digo que tengo el mejor cajero del mundo, te enseño a usar uno”.

En este tipo de campaña, Olivares destaca que no existe mucho espacio para premios. “Esa estrategia de ‘te regalo un iPad’ es falsa, porque compras amistad. Y esta amistad es cortoplacista, porque pagas por amistad y eso no existe”, agrega.

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