(AFP).- Alquilar una bicicleta a través de una aplicación móvil y dejarla en cualquier sitio para ser usada por otro -por menos de 20 centavos de dólar por hora- se ha convertido en un modo de transporte en boga en China.
El concepto hace revivir la bicicleta, antaño símbolo de pobreza en el país. Sus creadores aseguran que además reduce los atascos y limita la contaminación producida por los automóviles.
“Esperamos que nuestras pequeñas bicicletas tengan un fuerte impacto”, explica a la AFP Davis Wang, director ejecutivo de Mobike, empresa lanzada en Shanghai y que desde abril del 2016 tiene cientos de miles de ‘bicis’ anaranjadas en 13 ciudades del país.
Esta empresa y otras, como Ofo, su gran rival de Pekín, esperan desarrollarse gracias a los 700 millones de chinos que surfean en internet con sus teléfonos móviles y a la gran popularidad en China de los pagos a través de smartphones.
Los sistemas tradicionales permiten alquilar una bicicleta desde una estación fija a otra. Mobike y Ofo salvan este obstáculo.
Mediante una aplicación móvil, el usuario desbloquea en apenas unos segundos el candado de una bicicleta compartida en cualquier sitio. La puede alquilar por un yuan por hora (0.17 euro, US$ 0.18).
Una vez terminada la carrera, vuelve a bloquearla y en ese momento le cargan el importe en su cuenta móvil. Puede abandonarla donde le parezca, para ser utilizada por otra persona.
Simple y eficaz.
Una simplicidad que da resultado: los usuarios de Ofo y de Mobike toman las calles de Pekín y de Shanghai. “Si conseguimos convencer a cientos de miles de personas en cada ciudad de utilizar de nuevo la bicicleta como modo de transporte, entonces tendremos un verdadero impacto social”, afirma entusiasmado Davis Wang.
Ofo y Mobike permiten a sus usuarios recorrer la distancia entre su domicilio y la estación de metro o la parada de autobús por menos dinero. De este modo se sienten menos tentados por tomar un taxi o comprar un coche, con lo que se contamina menos, aseguran las dos compañías.
“En los lugares sin estación de metro, sin correspondencia fácil entre dos modos de transporte, usar Mobike permite ir adonde uno quiera”, explica Hu Hong, de 29 años, que usa este sistema para desplazarse hasta la agencia inmobiliaria de Shanghai en la que trabaja.
“Un número creciente de personas está dispuesto a circular en bicicleta”, afirma.
La bicicleta fue muy popular en el país en los años 1960-1970, pero a medida que aumentaba la capacidad adquisitiva de los chinos, éstos se decantaron por los coches, símbolo de estatus social.
Es solo el comienzo.
El sistema de bicicletas compartidas es un concepto innovador que atrae a los inversores, que les dedicaron cientos de millones de dólares.
Ofo reivindica diez millones de usuarios y un millón de bicicletas amarillas en 33 ciudades. Subirán a diez millones o 15 millones antes del final del año, asegura a la AFP su director general, Zhang Yanqi.
La empresa cuenta entre sus principales inversores con Didi Chuxing, principal aplicación en China para el alquiler de vehículos con conductor.
Mobike tampoco se queda corto en fondos: el gigante chino de internet Tencent y el mastodonte taiwanés de la electrónica Foxconn le han inyectado dinero.
Ofo, presente en Singapur desde hace semanas, quiere introducirse en Estados Unidos y Europa. Mobike prefiere el mercado singapurense en una primera etapa.
Algunos factores pueden frenar las ambiciones de ambos: la reglamentación vigente en el extranjero, el uso relativamente escaso de los pagos móviles fuera de China o los robos y daños causados a las bicicletas, pronostican los analistas.
Pero ellos están convencidos de que el concepto tiene futuro. Mobike y Ofo esperan que haya decenas de millones de bicicletas conectadas en el mundo.
“Es solo el comienzo”, recalca Zhang, de Ofo. “Esperamos concretar esta perspectiva dentro de dos o tres años”, apostilla.