El Banco Vaticano -Instituto para las Obras de Religión (IOR)- ha sido el blanco de más de una crítica, no solamente por parte de las autoridades financieras europeas, sino por los medios de comunicación italianos. A inicios de febrero, el diario Corriere della Sera acusó la entidad de la Santa Sede de haber transferido dinero al banco Monte dei Paschi di Siena para la adquisición de su rival Antonveneta.
La publicación “mencionó varios números que identificaban cuentas bancarias del IOR usadas para transferir fondos a Monte Paschi para la adquisición. Los fiscales están investigando declaraciones que señalan sobornos que fueron cobrados para asegurar la compra”, dijo Reuters en The Huffington Post.
Según el diario italiano, el director ejecutivo del IOR había tenido “importantes y delicadas reuniones” con el asesor de Monte Paschi para la compra de 9 mil millones de euros del banco Antonveneta.
Pero este es solo un escándalo reciente del ente financiero papal. Ya en julio del año pasado fue duramente criticado por el Consejo Europeo, luego de que el resultado de su inspección financiera fuera aprobataria, pero que dejó con una calificación de “sin cumplimiento” y “cumplimento parcial” en 23 de las 45 áreas evaluadas.
El reporte indicó que la Santa Sede aún debe “hacer importantes reformas antes de que pueda alcanzar estándares internacionales de transparencia financiera”, citó The Guardian. También recordó que el Banco Vaticano estuvo involucrado en un caso de lavado de dinero en la década de 1980 y no fue sino hasta abril del 2011 que El Vaticano emitió una ley para mejorar su transparencia.
En enero de esta año, además, el IOR prohibió hacer pagos con tarjetas de créditos internacionales en el Estado del Vaticano, lo que da inicio a un monopolio bancario, ya que se permitirán compras y pagos con dinero plástico emitido por el Banco Vaticano.