La situación económica de Brasil se ha vuelto tan compleja que los recursos que se pensaba destinar a la compra de las entradas no vendidas para los Juegos Olímpicos de Río 2016 han tenido que invertirse en áreas sociales.
Según un artículo de El Mercurio, inicialmente se tenía previsto que el mismo gobierno brasileño se haría cargo de la compra de las entradas no vendidas para luego distribuirlas en organizaciones benéficas o escuelas públicas pero ahora ni los propios organizadores podrán adquirirlas.
El diario Financial Times indicó que esta situación complicaría a la organización, ya que el plan inicial estimaba que un 16% de los recursos necesarios para el evento serían cubiertos con la venta de boletos, los cuales equivaldrían a alrededor de US$ 333 millones.
Se estima que la baja demanda por estas entradas tendría directa relación con que muchos turistas han optado por asistir a la Copa América Centenario.