Nancy Portugal Prado
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Sandra Alvarado Santillana
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“Navidad, Navidad; en la tierra y el mar”. Sí, usted está en Lima, entre la tierra y el mar. Si ya se dio cuenta de la geografía, es momento de dejar de escuchar el villancico, aterrizar y dar cara a una cruda realidad: las cosas no siempre salen como uno las planea. Hoy, sosteniendo un papelito con el nombre de su jefe entre sus manos, lamenta que la mala voluntad del destino, y de algún ‘espíritu de los sorteos’, haya jugado en su contra.
Cuando el entusiasta de su oficina, el que siempre motiva a los demás a cantar el “Happy Birthday” al que cumple años y participar en el concurso de coreografías interoficinas, colapsó ante una sobredosis de panetón y chocolate, y propuso organizar el típico juego de ‘el amigo secreto’, usted escribió su nombre en la lista. Adivine qué: Ya no hay marcha atrás; aliste su tarjeta de crédito y separe varias horas, porque comprar un obsequio para aquel que tiene el poder de catapultar o sepultar su carrera, no será fácil.
Cuestión de etiqueta
Para su buena suerte, la etiqueta social tiene respuestas sobre el tema y la consultora de imagen Frieda Holler revela que, al darle un regalo a su jefe, primero deberá “respetar sus gustos privados. No se puede regalar algo que afecte una relación entre jefe y subordinado”. Así, queda descartada cualquier prenda de vestir, perfume y accesorios como pañuelos, gorras o lentes.
En cambio, si observa que su jefe tiene algún hobby o preferencia, utilice esta información a su favor. “Si a mi jefe le gustan los chocolates, le doy un chocolate; si es fanático de la filatelia, le regalo un estuche para estampillas; y si practica squash, pues le compro una raqueta”.
Y, por supuesto, tenga mucho cuidado con la joyería. Holler apunta: “A un hombre se le regala una joya fina o no se le regala nada, y una suele superar el monto que se ha pactado en el grupo. Ni porque sea mi jefe debo pasar de esa cantidad; solo lograría dejar mal a todos”. Unos gemelos, que no sean de oro, sí serán una excelente opción.
Tómelo con calma
No deje que el estrés se apodere de usted, recuerde que esta es una actividad de integración. Cuando Úrsula Vega, publicista y relacionista pública, tiene que elegir un regalo para su jefe, procura pensar bien en el regalo y dedicarle tiempo.
“Trato de evitar los clichés, como una corbata o un lapicero. Para mí, se trata de demostrar aprecio por la persona, no de gastar innecesariamente… El valor está en elegir el regalo ad hoc. La última vez, regalé un álbum con fotos de eventos que se realizaron en el año. Creo que este tipo de regalo transmite lo que pretendo: dedicación, originalidad y aprecio”.