Si preguntan por un amante de los vehículos, Diego Gutiérrez-Colomer, gerente general del Grupo Minvest (representante de MINI, Hyundai, Jaguar, Land Rover, Volvo y otros) podría encabezar fácilmente la lista. Coleccionista de autos desde muy pequeño y buen hijo -cuando de manejar el vehículo familiar se trataba- no dudó en abandonar un buen empleo para ingresar al sector automotor y quedarse.
¿Cómo llegó al sector?
Saliendo de la universidad, mi primer trabajo fue en un banco, específicamente el Morgan Stanley. Allí estuve menos de un mes, porque realmente lo que me divertía eran los autos. Por eso, ni bien me llamaron de Toyota, le dije adiós al banco.
¿Siempre fue así?
De niño, tenía una colección de autos fantástica, además yo diseñaba autos. Bueno, dibujaba (risas).
¿Cuál fue su primer auto?
El de mi madre. Era un Simca 1,200. Yo era un buen hijo. Cuando mi madre decía: quién puede ir a comprar… yo me ofrecía gustosamente (risas).
¿Cuántos autos tiene?
En España, tengo un Seat 600, que es como un Fiat 500 y está matriculado el mismo día que yo nací, el 12 de noviembre de 1971. Lo cuido como si fuera mi hermano (risas).
¿Y en el Perú?
En el Perú, tengo un Jaguar MK2. Son como juguetes, caprichos que uno puede tener, son un vicio saludable. Para mí, los autos son como las personas, no cambian. Tienen su personalidad, su propia historia.
¿Qué locura ha cometido sobre el volante?
(Risas) No sé si pueda contarla, pero el auto es un mundo. Uno pasa mucho de su vida en un vehículo y, al final, se convierte en tu espacio personal. Cuando manejo, estoy escuchando radio de rock, pero cuando llevo a mi jefe cambio de emisora.
¿No ha intentado un ritmo más latino?
Todavía no, pero porque llevo recién un año y medio en el Perú. Aunque en el aspecto gastronómico he probado de todo, hasta el cuy, es muy exquisito.
¿Le fue fácil adaptarse?
A mí me resultó muy fácil integrarme, porque me gusta mucho este país. Para mí, fue una aventura, yo nunca había estado antes aquí.
¿Le chocó el tráfico limeño?
Para mí, ese caos de Lima se debe a la energía que tiene el propio peruano. Hay gente que considera que es algo negativo, pero a mí me parece que es positivo, porque la gente busca salir adelante.
En lo laboral, dicen que el colaborador peruano es sensible. ¿Le ha costado eso?
Yo no sé si el peruano es muy sensible o el español es muy directo a la hora de decir las cosas. Es por eso que es necesario modular la forma de hablar. Personalmente, creo que en el Perú la gente es superamable y abierta.
HOJA DE VIDA
Nombre: Diego Gutiérrez-Colomer Roy.
Estudios: Licenciado de Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid – España.