(Bloomberg) Gracias a la abundancia de petróleo y a la riqueza en metales, la ex república soviética tiene una clase lo bastante rica como para atraer automóviles como Rolls-Royce, Bentley y Maserati a las calles llenas de pozos de Almaty, la ciudad más grande de Kazajistán.
De hecho, son más los que han ordenado el próximo vehículo deportivo utilitario Bentley en el país que en la vecina Rusia.
En tanto disminuye el crecimiento del mercado suntuario en China, lugares como Kazajistán y Azerbaiyán son cada vez más un terreno fértil para los fabricantes de los autos más caros del mundo.
Se pronostica que la demanda de vehículos de alta gama en esos mercados fronterizos crecerá más de 9% anual hasta 2020, en comparación con alrededor de 2% en Norteamérica y Europa, estima IHS Automotive.
Cuando una compañía vende sólo algunos autos cada día, como ocurre con Rolls-Royce y Bentley, son los pocos ricos capaces de pagarlos quienes pueden marcar la diferencia. Cuatro de los seis concesionarios Rolls-Royce que abrieron el año pasado lo hicieron en mercados emergentes: Azerbaiyán, Camboya, México y Kazajistán.
“Vemos realmente una demanda” en los mercados no tradicionales, dijo Peter Schwarzenbauer, miembro del consejo de administración de BMW responsable de Rolls-Royce. “Por eso vamos allí”.
Beibit Alibekov, de 31 años, es el ejemplo típico de la nueva generación de ricos entusiastas de los autos en Kazajistán. Tiene cinco automóviles, incluido un Rolls-Royce Phantom comprado en el concesionario de Almaty el año pasado. En tanto se desvanecen los recuerdos del comunismo, la gente adinerada del país está dispuesta a exhibir su riqueza, dijo bebiendo un café en un centro comercial lujoso construido donde se hallaba un complejo deportivo soviético sin terminar.
Compras ostentosas
“Los kazajos solían hacer ostentación con sus caballos”, dijo Alibekov, que es propietario de una empresa de medios e importó su primer Bentley Flying Spur usado de los Estados Unidos por US$ 130,000. “Ahora son los autos”.
Naturalmente, países como Kazajistán y Azerbaiyán no reemplazarán a China, donde se pronostica que la demanda de autos de lujo crecerá 6 por ciento anual en los próximos cinco años. Allí la demanda de artículos suntuarios está bajando, pero sigue siendo el mercado automotor más grande del mundo, con una comercialización dinámica del Mercedes-Benz Clase S.
La versión Maybach por US$ 230,000 del sedán se vende a un ritmo de 500 autos por mes, superando las entregas en todos los demás lugares.
Aun así, “también hay demanda para nuestros modelos de tope de gama en mercados emergentes más pequeños como Vietnam y Kazajistán”, dijo Ola Kaellenius, jefe de ventas de Mercedes. “En este rango de precio, aun los volúmenes de ventas pequeños son importantes”.
A diferencia de los compradores de ultra-lujo en mercados más establecidos, los clientes kazajos en general no personalizan sus vehículos. Es más probable que las ventas sean compras impulsivas en eventos como una exposición suntuaria esta primavera en Almaty.