Tomado de Expansión
Red Iberoamericana de Prensa Económica
Cuando alguien piensa en los grupos de música, tiene tendencia a visualizar el lado romántico de este mundo, pero nunca piensa en el aspecto mercantil y empresarial que se mueve detrás. Sin embargo, existe uno y está muy relacionado con la marca personal. De hecho, pocos sectores han sabido sacar tanta rentabilidad al registro de una marca como lo han hecho los grupos musicales. Éstos, con el objetivo de obtener ingresos con su notoriedad, se han convertido en pequeñas empresas a través de las que explotan sus nombres, estanpándolos en camisetas o pósters.
“Los grupos de música tienen que hacer un registro de marca comercial, como cualquier empresa, para proteger su nombre. La estrategia más habitual es optar por una protección de marca mixta, que no sólo cubre la denominación, sino también la representación gráfica, lo que amplía la protección y seguridad jurídica”, explica la abogada María Martínez de Pinillos, abogada de Pons Patentes y Marcas.
Aunque sea bastante desconocido, el negocio de la venta de merchandising de grupos de rock genera grandes ganancias. De hecho, en 2012, los conjuntos musicales generaron beneficios por más de 1.400 millones de euros a nivel mundial y esta cifra no ha cesado de crecer en los últimos años.
Nuevo modelo de negocio
Los sellos discográficos, que han pasado de ganar 19.000 millones de euros por la venta de música grabada en 1998 a 11.000 millones en 2012, en gran parte por culpa de la piratería, han decidido otorgar la importancia debida a la marca personal de los artistas y han apostado por una nueva estrategia.
“El negocio ya no está en la música. Muchas bandas que forman parte del catálogo de las discográficas se han convertido en marcas globales y su negocio ya no está en la venta de discos, sino en la explotación de su imagen y sus marcas”, explica Nuria Marcos, directora general de Pons.
Esto ha provocado un cambio en el modelo de negocio y los sellos discográficos han impuesto los contratos 360 grados. “Este tipo de acuerdos ya no se centran exclusivamente en los derechos de la obra musical, sino que además implican que la discográfica, a cambio de una inversión en la carrera y promoción del grupo, se quede con un porcentaje de lo que genere el artista con la explotación de la marca personal y, en ciertas ocasiones, con los derechos de imagen”, añade Marcos.
Por esta razón, explica la experta, las oficinas de marcas del mundo se han visto inundadas de solicitudes de registros de grupos musicales, ya sean actuales, veteranos e incluso desaparecidos, para proteger productos aparentemente sin relación con la actividad musical, pero que responden al nuevo negocio de esta industria.
Marca mixta
En los últimos cinco años, muchos grupos, ya sea por las obligaciones de los contratos 360 grados o de manera personal, han realizado la solicitud de registro de marca mixta ante la Oficina de Marcas de la UE para cubrir el uso de su nombre en productos tan dispares como estanterías, peines o esponjas. “Hasta el momento, lo más habitual era que los grupos sólo solicitaran el registro de los epígrafes 9, 25 y 41 de la Clasificación de Niza para productos y servicios, que cubren conciertos, grabaciones de sonido y artículos de vestir.
Ahora, como se puede observar en el registro de marca comunitaria de grupos como, por ejemplo, los Beatles o The Rolling Stones –realizadas en 1996 y 2012, respectivamente– las solicitudes pueden llegar a extenderse hasta 15 epígrafes de los 45 existentes, para cubrir legalmente el uso de su marca en todo tipo de productos como ceniceros, maletas, felpudos, naipes, decoraciones de Navidad y hasta extintores”, dice Marcos.
El registro de marca de un grupo tiene otras razones de ser: cubrirse ante la duplicidad de nombres y proteger su legado ante una posible disolución. “La solicitud de registro puede hacerse a nombre de una persona jurídica o física.
La mejor opción es la primera, ya que permite negociar en bloque y realizar un reparto equitativo de los derechos. Además, en caso de reformar el grupo, todos los integrantes deben dar su visto bueno para poder emplear la marca”, concluye Marcos.
Por un millón de dólares
El grupo One Direction fue denunciado en abril de 2012 por una banda californiana que utilizaba ese mismo nombre en EEUU y que registró en 2011. Los estadounidenses reclamaban la cifra mencionada, así como un porcentaje de los derechos de autor, pero tras llegar a un acuerdo económico, renunciaron a su nombre original.
Línea de ropa
La banda Van Halen está en plena querella con la exmujer de su batería por el uso indebido de marca protegida. Kelly Van Halen ha registrado su nombre para su empresa de diseño de interiores, pero también lo ha hecho para lanzar una línea de ropa que vendería productos “idénticos o cercanos” a los del grupo, lo que podría crear confusión entre sus seguidores.
Beatles vs. Steve Jobs
Apple Corps, la compañía creada por los cuatro chicos de Liverpool, y la empresa de Cupertino Apple Computer mantuvieron interminables batallas legales entre 1978 y 2006 por los derechos de explotación de la marca Apple. En 2006, el Tribunal Supremo británico concedió definitivamente el uso del nombre a la empresa fundada por Steve Jobs.
Led Zeppelin
Tras la disolución de The Yardbirds, el guitarrista Jimmy Page decidió fundar una nueva banda junto a Robert Plant. La idea nada original de llamar al nuevo conjunto The New Yardbirds y las amenazas de querellas por los integrantes de los Yardbirds originales, provocó que Page, Plant y compañía tuvieran que idear otro nombre. Acababa de nacer Led Zeppelin. Así blindan las estrellas de la música su ‘otro gran negocio’