Asunción (AFP).- El rally Dakar 2017, presentado como el “más duro” en su nueva etapa sudamericana, se estrena hoy en Asunción, en un periplo de alrededor de 8,800 kilómetros que recorrerá Paraguay, Bolivia y Argentina hasta llegar a Buenos Aires.
La salida de la 39ª edición del Dakar está prevista para las 06H00 locales (09H00 GMT) y verá cómo las motos y los quads se lanzan por las carreteras paraguayas. Luego saldrán los autos y los camiones.
La primera etapa constará de 454 kilómetros, de los cuales 39 de especial, hasta llegar a Resistencia, en el noreste de Argentina, con el clima como mayor incertidumbre.
En los últimos días, violentas tormentas tropicales han sacudido la zona, inundando las carreteras de la capital paraguaya en escasos minutos.
El Dakar encendió sus motores el domingo con la largada simbólica presidida por el mandatario paraguayo Horacio Cartes y su homólogo boliviano Evo Morales.
Una multitud entusiasmada vio despidió a los pilotos, que abandonaron Asunción para dirigirse a Atyrá, punto de salida de este lunes.
La incertidumbre de las alturas
La carrera se definirá en 12 actos, del 2 al 14 de enero entre Asunción y Buenos Aires, y contará con alrededor de 8.800 kilómetros, de los cuales cerca de 4.000 de ellos en especiales.
El trazado es “muy continental”, según el director de la carrera, el francés Etienne Lavigne, y podría decidirse en la alta montaña boliviana ya que cinco etapas se disputarán a más de 3.500 m de altura.
Por si fuera poco, una de las jornadas de reposo tendrá lugar en La Paz, a 3.600 m, el 8 de enero, algo inédito en la historia de la carrera.
Nunca el Dakar pasó tanto tiempo a tanta altura y la falta de oxígeno se antoja capital para el triunfo final.
“Existe un poco de incertidumbre en cuanto a la altura. No sabemos cómo vamos a reaccionar los pilotos o los copilotos pero tampoco los asistentes o los mecánicos. Si en una jornada no estamos bien del todo podemos perderlo todo. Y eso es verdad para todos, hayamos pasado más o menos tiempo en altitud o estemos mejor o peor preparados”, profetizó el vigente campeón y favorito, el francés Stéphane Peterhansel.
Los favoritos son los Peugeot, con Peterhansel, seis veces ganador en autos y otras tantas en motos desde 1988, a la cabeza. Pero no hay que olvidarse tampoco del cinco veces ganador en moto y triunfador del Silk Way en 2016, Cyril Despres, ni del español Carlos Sainz, que ya sabe lo que es saborear el éxito en la categoría de autos.
Sébastien Loeb, nueve veces campeón del mundo de rallies y noveno en su primer ensayo en el Dakar el año pasado, cuando dominó la primera semana de competición, completa la lujosa alineación de Peugeot.
“La ambición (por ganar) está ahí, está claro. El año pasado vimos que éramos rápidos en las especiales de tipo rally, donde podíamos atacar”, dijo Loeb.
“El objetivo el año pasado era terminar. El de éste, conociendo a ‘Seb’, es ganar”, previno su mítico copiloto, Daniel Elena.
Un Dakar “abierto”
Toyota se antoja como el principal rival de Peugeot, con tres antiguos ganadores en sus filas: el sudafricano Giniel de Villiers, coronado en el primer Dakar sudamericano en 2009 y tercero en 2016; el catarí Nasser Al-Attiyah, vencedor en 2011 y 2015 y segundo en 2016); y el español Nani Roma, campeón en 2014.
“Es un Dakar abierto. Diría que hay seis o siete pilotos capaces de ganar, por supuesto en Peugeot pero también en Toyota. Incluso en Mini, con Mikko Hirvonen que ha progresado (4º en su estreno en 2016)”, apuntó Peterhansel.
En las categorías de motos el resultado también es incierto. Tras 10 años de dominio sin igual de Despres y Marc Coma, quien ha pasado a formar parte de los organizadores de ASO, el Dakar busca ahora nuevos líderes.
El australiano Toby Price, ganador del año pasado, pondrá su título en juego con las miras puestas en la 16ª corona para KTM.